Cree que su pulso a los barones es como el planteado en 1979 por el expresidente para abandonar el marxismo.
Pedro Sánchez no tiene reparo en presentarse como el nuevo Felipe González del PSOE. Aunque hace escasos meses que González cargó contra él por «engañarle» y no cumplir su palabra de abstenerse para que Mariano Rajoy saliera investido, Sánchez no deja de comparar su dimisión y posible vuelta a la Secretaría General de los socialistas, tras las primarias de mayo, con la dimisión orgánica que protagonizó en 1979 el expresidente del Gobierno para obligar al partido a abandonar el marxismo y abrazar la socialdemocracia.
A la postre, aquella resultó una maniobra fundamental para que los socialistas llegaran el poder en 1982 y Sánchez cree que, 40 años después, el PSOE necesita una maniobra a la inversa: girar a la izquierda si quiere recuperar credibilidad después de años de gestión y connivencia con los poderes económicos.
Ayer, en Zaragoza, volvió a sobrepasar las previsiones de un acto al que asistió un millar de personas, la mitad de las cuales se quedaron fuera del recinto, obligándole a improvisar unas palabras a su salida.
Llamó a a la movilización «masiva» de los 180.000 afiliados en mayo y a que le voten los «socialistas de corazón». Sánchez dejó el PSOE hundido en las urnas -85 escaños el 16-J- y el Comité Federal frenó su deriva el uno de octubre. Ahora, para acallar a quienes le reprochan la contradicción que supone irse y volver, echa mano del precedente de Felipe González.
Pedro Sánchez insiste en que quiere un PSOE «plural, diverso, abierto y participativo» y cargó contra la gestora que ha tenido que estabilizar el pulso del partido tras su sonada dimisión del uno de octubre. Reiteró su «no a Rajoy» y se presentó como el mejor valedor de un PSOE «autónomo, de izquierdas, coherente y que cumpla con la palabra dada».
«Estamos en tierra de nadie»
Pedro Sánchez explicó en Zaragoza que, a su juicio, la actual gestora socialista ha dejado al partido «en tierra de nadie» por su acercamiento al PP, y criticó su beligerancia con las querencias soberanistas de los socialistas catalanes del PSC, con los que Sánchez quiere congraciarse.
Ayer salió de nuevo en apoyo de la participación de los 17.000 militantes del partido en Cataluña en las primarias de mayo, sabedor de que allí Susana Díaz tiene poca expectativa de voto.
Sánchez estuvo arropado por su anfitriona, la diputada aragonesa Susana Sumelzo, y por los también diputados «sanchistas» Odón Elorza, Zaida Cantera, Margarita Robles y José Luis Ábalos, secretario del PSPV en la provincia de Valencia.
No hubo representantes de la cúpula regional del partido. La primera fila del PSOE aragonés -con el presidente regional, Javier Lambán, al frente- hace tiempo que dio la espalda al «sanchismo» y está en abierto enfrentamiento con el exsecretario general. De hecho, Lambán llegó a bromear diciendo que el PSOE debe de dejarse de copiar «Operación Triunfo» para elegir líder.
TENGO EL PRESENTIMIENTO DE QUE PEDRO SÁNCHEZ LES VA A GANAR A PAXI Y SUSANA JUNTOS, LA JUVENTUD ESTA CON ÉL,VEAN EL CASO DE FRANCIA Y LES SACARÁ DE DUDAS.
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