Granados y su socio sumaron 5,8 millones en tres cuentas en Suiza
El ex ‘número dos’ del PP de Madrid gestionó su propia trama de contratas y Marjaliza, la suya, aunque a veces confluían sus intereses.
El ex secretario general del PP de Madrid Francisco Granados y su socio y amigo de la infancia David Marjaliza llegaron a acumular en Suiza, al menos, unos 5,8 millones de euros. Cada uno tenía sus propias cuentas, si bien las autoridades helvéticas notaron transferencias entre ellas y operaciones comunes, lo que levantó sospechas. Suiza hizo un seguimiento de los titulares de ambas cuentas bancarias y comprobaron que uno de ellos era un alto cargo del PP español (Granados) y el otro un constructor adinerado (Marjaliza). E informaron a España. Este es el origen de la Operación Púnica, ya que, con esa información bancaria, la Fiscalía Anticorrupción comenzó a investigar la procedencia de esos millones. Ambos coincidieron en sacar dinero a la vez para invertir en acciones de empresas, las mismas, según fuentes jurídicas.
Estas dos cuentas son diferentes a una tercera, también en Suiza, en el BNP Paribas, a nombre de Granados y en la que el ex número dos del PP llegó a atesorar 1,5 millones de euros, dinero este del que Suiza también acabó alertando a España. Pero la información que propició la macrorredada del lunes contra esta descomunal trama corrupta son las actividades comunes y sendas cuentas de Marjaliza y Granados. Y que el pasado lunes supuso la imputación de 51 personas (35 de ellas, detenidas: además de Granados, seis alcaldes de la Comunidad de Madrid y el presidente de la Diputación de León).
Del sumario de la Operación Púnica se desprende que Granados y Marjaliza llevaban vidas económicas separadas que en determinados momentos se unían con fines lucrativos para ambos. En 2013, Granados tenía en su cuenta específica, la que manejaba casi a la par que Marjaliza, en torno a 300.000 euros (aparte de la otra, con 1,5 millones), y Marjaliza, cuatro millones. Los citados medios jurídicos señalan que se van a investigar los movimientos de años anteriores en ambas cuentas, ante el convencimiento de que en ellas atesoraron cifras de dinero incluso superiores. Granados abrió una de esas cuentas en 1999.
Las diligencias muestran también a un Granados que perpetraba personalmente sus propios chanchullos, habitualmente al margen de su amigo, socio y conseguidor Marjaliza. Es decir, percibió comisiones de empresarios y constructores con los que él mismo negoció comisiones por favorecerles con adjudicaciones de contratas y prestación de servicios para organismos públicos, que, en connivencia, inflaban contratos e incluso los manipulaban para que no hubiese dudas del beneficiario.
Marjaliza también tenía su propia operativa corrupta. Era una especie de conseguidor ante Ayuntamientos y organismos públicos de contratas para empresas con las que estaba compichado, o para las suyas propias. En sus relaciones con estos organismos pudo ayudarle su amigo, el entonces número 2 de los populares madrileños. Granados también dispuso de sus empresas de cabecera a las que otorgaba contratos, y de las que recibía comisiones, tanto en su época de alcalde de Valdemoro (cargo que ocupó entre 1999 y 2003) como posteriormente en la de consejero de Justicia a Interior del Gobierno de Esperanza Aguirre. Con diferente participación, Marjaliza ha estado presente en los últimos años en órganos de dirección de casi un centenar de sociedades. Las misma que precisamente utilizaba, con sus diferentes denominaciones aunque un mismo tronco común, para aparentar concurrencia de empresas en concursos públicos.
La relación entre Granados y Marjaliza es muy estrecha y arranca de la infancia de ambos. El chalé que Granados tenía en Marbella (Málaga) se lo vendió a una sociedad de su amigo y socio Marjaliza; y los trámites municipales para la compra de la lujosa mansión que el ex consejero de Madrid quiso adquirir en Valdemoro, localidad de la que fue alcalde, los inició una sociedad de Ramiro Cid, el constructor de ese chalé, tasado en dos millones de euros y también relacionado con Marjaliza. La compra del chalé se frustró al correrse la voz de que el comprador iba a ser Granados.
El ex secretario general del PP de Madrid, junto a los otros 34 detenidos en la Operación Púnica, continuaba ayer detenido en dependencias de la comandancia de la Guardia Civil, donde iba a ser interrogado, al igual que los otros, antes de pasar a disposición del juez Eloy Velasco, según informó un portavoz del instituto armado. El juez ordenó en junio pasado pinchazos teléfonicos a los miembros más destacados de la trama (en la que también hay implicados funcionarios municipales que facilitaban las adjudicaciones a las empresas a la postre beneficiarias). Lo hizo tras descubrir las cuentas de ambos en Suiza y la estrecha relación que mantenían. Y, en concreto, la red mafiosa que este último había hilvanado entre ayuntamientos y empresas interesadas en adjudicarse servicios, como Cofely, que acaparó unos 160 millones de los 250 que importaron las contratas públicas fraudulentas que indaga el juez Velasco.
COMENTARIO:
Ahora nos dicen que les salieron ranas. Aquellos que elogiaban al cargo público "curtido" en y con el empresariado, aquél que habría recibido la bendición privada y su garantía de ética y eficiencia, nos dicen que no, que no es eso, que son solo ranas enmascaradas. Y ahí se quieren quedar y seguir igual. Piden perdón por elegir esas ranas y piensan que se lo merecen. Pues no. Esta corrupción generalizada es obra precisamente de ese mantra de privatismo público tan sostenido en un partido como el PP. Y sólo se puede evitar estableciendo las debidas barreras entre empresa privada y poder público. Y que conste que no es nada nuevo. Ya se sabía que tal compañía no era nada bueno para la sociedad. Otro dogma neoliberal impuesto que no se sostiene ante la evidencia.
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