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viernes, 2 de noviembre de 2012

LA SANIDAD LA PRIVATIZARÁN EN UN FUTURO NO LEJANO

Nieve en Picos de Europa-España(foto J.A.Miyares)

ENTRE ESPECIALISTAS POCO PROFESIONALES Y GOBIERNO ACABARÁN PRONTO CON LA SANIDAD PÚBLICA.

Una receta, un euro.
El PP, que criticó la tasa cuando se instauró en Cataluña, la aplica ahora en Madrid.
La Comunidad de Madrid, gobernada por el Partido Popular, se propone introducir la tasa de un euro por receta. Es una medida que va a afectar fundamentalmente a los jubilados y a los enfermos crónicos y que sigue la estela de Cataluña, pionera en la introducción de esta modalidad impositiva criticada en su momento por la expresidenta madrileña Esperanza Aguirre. Su heredero político, Ignacio González, no solo considera ahora que es una medida idónea para disuadir y ahorrar, sino que la lanza una vez que el gobierno de Rajoy ya ha puesto en marcha el medicamentazo que terminó con la gratuidad de los fármacos para los pensionistas. Intentar racionalizar un sector tan importante como este tiene sentido, pero hay que hacerlo extremando las precauciones para no penalizar a los sectores más débiles.

La aplicación de la medida se realiza a partir de cálculos que requieren apoyo documental: asegura Ignacio González que los madrileños acumulan en sus casas 45 millones de medicamentos, un dato que se queda sin la justificación adecuada. Afirma también que la nueva medida no tiene afán recaudatorio, sino disuasorio, para reducir el consumo —y el abuso—; su consejero de Salud, Javier Fernández-Lasquetty, no concreta el efecto de tal disuasión. El consejero sí calcula que se recaudarán 83 millones de euros adicionales cada año y se defiende: el coste máximo para los ciudadanos será de seis euros al mes.

Esperanza Aguirre era la punta de lanza de las políticas más liberales del partido de Rajoy. Esta medida demuestra que su sucesor desea seguir marcando el camino. Junto a este copago y mientras se descarta restituir el impuesto de patrimonio, González presenta un ambicioso plan privatizador de la gestión de la sanidad pública madrileña. Seis hospitales pasarán a la iniciativa privada argumentando que su administración es más eficiente que la pública. Hay razones para la inquietud. La primera y más evidente es que las empresas a las que se adjudica la construcción y gestión de los establecimientos sanitarios tienen ánimo de lucro. La segunda es que estas funcionan en régimen de oligopolio —Capio y Ribera Salud, formadas por constructoras y aseguradoras, son las más importantes—. La tercera es que la propia Comunidad de Madrid tuvo que elevar en 2010 la dotación presupuestaria fijada para los primeros hospitales privados lanzados por Aguirre.

La privatización de servicios públicos esenciales requiere en todo caso una estricta y transparente supervisión pública que hasta ahora no se ha acabado de establecer. Al mismo tiempo, si no hay información y explicaciones suficientes, se concluirá razonablemente que con este tipo de medidas se hace recaer el precio de la crisis en el ciudadano de a pie y en los más vulnerables —jubilados y enfermos— a los que además se les presenta como responsables de abusar del sistema.

EL TIMO DE ALGUNOS ESPECIALISTAS EN LA SANIDAD.

Tan sólo es una pequeña anécdota. Una gota en un océano. Pero anécdota sobre anécdota conforman la masa de timadores y estafadores de este país: esos que cobran en negro y no pagan impuestos, obligando al resto a prescindir de servicios básicos esenciales.
Hace unas semanas un familiar mío se operó, y lo hizo de manera privada a través de una de las mutuas sanitarias más importantes de España. Era una intervención para corregir errores que el mismo médico había cometido en dos operaciones anteriores y que a mi familiar le habían hecho muy doloroso el caminar.

El día antes de entrar a quirófano, a las ocho de la tarde, una enfermera llamó a mi familiar para decirle que el doctor (el que le había estropeado el pie, y que casualmente es uno de los especialistas más famosos y reputados de Barcelona) ya no entraba por la mutua y que tenía que pagar la operación.
Imagináos los nervios. El llanto. La sensación de que te están tomando el pelo, porque te llaman justo cuando ya tienes los nervios a flor de piel, la noche antes de ingresar en el hospital.
Evidentemente dijo que, no, que no podía pagar y que suspendieran la operación. Que ya se las verían ellos con la reserva de quirófano y habitación en el hospital, que él no quería saber nada.

A los diez minutos, ¡milagro! el doctor lo había reconsiderado y, como era una reconstrucción a algo que había quedado mal, le iba a operar por la mutua.
La sorpresa llegó a las puertas de quirófano. Cuando, tras la intervención, llaman a su hermana, el médico (antes incluso de contarle cómo había ido todo), le suelta "Bueno, pues por este favor ya me pueden dar una botella de champagne y mil euros, que me los merezco".

Una botella de champagne y mil euros. Me los merezco.
Una práctica que debe ser habitual para este crack de la traumatología podálica, porque el mismo discurso le soltó, allí mismo junto al quirófano, al familiar de otro paciente.
Y si cuela, cuela. Cobra de la mutua. Y cobra también, en negro, del paciente o de los familiares asustados. Coaccionados antes y después de entrar a quirófano.
Y se lleva... ¿varios miles de euros al día?
Aún ahora dudo si denunciarle al Colegio Médico. ¿Con qué pruebas? Es su palabra contra la de dos ancianos.

COMENTARIO PERSONAL:
De traumatología tengo un sin fin de quejas. Sólo con decir que el jefe de traumatología de Asturias tiene consulta particular a 150 euros la consulta donde te sonríe con gracia, mientras si vas a la pública te enseña los dientes para que asistas a la privada así es que la tiene a rebosar y hace el agosto, no te da ningún informe por escrito para no cogerse las manos y todo esto es conocido por los jefes de la Sanidad Pública. Denunciar es una pérdida de tiempo y cae en saco roto por el gran corporativismo existente donde se tapan unos a otros. En la Sanidad sólo funcionan los médicos de cabecera pero la especialidad sobre todo traumatológica es una merienda de negros sobre todo aquí en Asturias. Soy un enfermo crónico y sé de lo que hablo por mi dura experiencia, me esperan para operar de columna y me resisto porque no me fío para nada de ellos. Están acabando son la Sanidad Pública para privatizarla y caerá en manos de estos vampiros inmorales.

José Ángel Miyares Valle



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