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viernes, 27 de junio de 2025

NO HAY REGERACIÓN POLÍTICA

 La política en España está pervertida. No es una exageración ni una frase hecha. Lo vemos cada día: escándalos, pactos bajo la mesa, leyes impuestas sin diálogo, y una clase dirigente más preocupada por mantener su sillón que por servir al país. Lo que necesita España no es un retoque, ni una campaña de imagen. Necesita una regeneración política total. Y la necesita ya.

Basta de políticos que entran a servirse y no a servir.

La política debería ser vocación, no negocio. Sin embargo, hemos normalizado ver a oportunistas y mediocres usar el poder como trampolín personal. Hay que cerrarles la puerta. ¿Cómo? Blindando en la Constitución valores básicos e innegociables:

Ética pública.

Igualdad de todos ante la ley.

Libertad de expresión real.

Separación efectiva de poderes.

Sin esto, lo demás es decorado.

Los partidos deben ser democráticos por dentro.

Hoy muchos funcionan como estructuras cerradas, donde el que discrepa del líder desaparece. Eso no es democracia, es sectarismo. Los partidos deben ser espacios de debate, diversidad y construcción colectiva. No cuarteles donde solo manda uno y los demás aplauden.

Gobernar no es imponer.

Un gobierno que no dialoga, que legisla a golpe de decreto, que desprecia al Parlamento y ningunea a la oposición, no es un gobierno democrático. Es un abuso de poder. Y si un gobierno no puede sacar adelante leyes clave o presupuestos, debe estar obligado a devolver la palabra al pueblo. Porque, en democracia, el poder no es propiedad de nadie. Se presta, se revisa y se debiera poder quitar.

La corrupción no se puede tolerar ni un minuto. Ni en el gobierno, ni en la oposición, ni en los jueces, ni en la Jefatura del Estado. Un solo caso de corrupción debería bastar para exigir dimisiones inmediatas. Hoy, en cambio, tenemos al expresidente del Gobierno exiliado por escándalos, y al presidente actual rodeado de sospechas: su entorno más cercano -su mujer, su hermano, sus dos últimos secretarios de organización, incluso hasta el fiscal general- está bajo investigación o señalado públicamente. Teniendo en cuenta que Sánchez cogió el poder en una moción de censura contra el PP por corrupción, es infumable que ahora se quiera mantener en ese poder columpiado sobre su propia corruptela.

Y, mientras tanto, el Presidente indulta a delincuentes y concede privilegios a quienes atacaron al Estado, solo para mantenerse en ese afanado poder. Pacta con quienes prometió no pactar. Legaliza lo que prometió que jamás legalizaría. Y lo hace con una frialdad que roza el desprecio a sus propios votantes.

¿Dónde está el límite? ¿Qué más tiene que pasar para que reaccionemos?

Sus socios -Podemos, Sumar, ERC, PNV y compañía- no son meros acompañantes. Son cómplices absolutos. Están sacando tajada, protegiendo privilegios y participando activamente en esta degradación democrática. Todos, sin excepción.

Es hora de levantar la voz. De exigir limpieza, verdad, coherencia y respeto a las instituciones.

Es hora de decir que ya basta. Que no queremos más mentiras, más corrupción, más manipulación.

Queremos políticos que nos representen, no que nos usen.

España no necesita maquillaje. Necesita dignidad. Y sobre todo: necesita devolverle la voz al pueblo.

Quién teme al pueblo no merece estar ahí.

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