A comienzos de febrero se celebró una eucaristía en la santa cueva de Covadonga en sufragio por el masón, comunista y anticlerical David M. Rivas Infante. Dicha persona falleció el pasado 15 de diciembre, a los 64 años de edad, y no solo no tuvo funeral ni entierro católico, sino que se omitió la cruz tanto en el féretro como en la esquela. Únicamente tuvo una despedida civil en la sala multiusos del Tanatorio de Gijón. Eso sí, en su esquela no faltó la frase típica de los anarquistas: ''¡Que la tierra te sea leve!''.
Él mismo se reconoció siempre como masón en numerosas publicaciones, entrevistas y discursos; aquí transcribimos una cuando, tras reconocer su condición de masón, le preguntan en un periódico digital: "¿Y está en una logia asturiana?". "No, estoy bajo la disciplina de la Gran Logia Unida de Inglaterra. La masonería española dejó de interesarme hace tiempo. No porque sean peores, sino porque España es una sociedad muy mediocre, y, por tanto, todas las instituciones, también la masonería, son mediocres. Los políticos que tenemos son reflejo de lo que somos, ¿cómo que no nos representan? Son iguales que nosotros: y los curas, y los fontaneros y los masones. Luego aquí la masonería nunca tuvo mucha importancia, lo que pasa es que con eso del contubernio se magnificó su influencia en la sociedad. El franquismo, al acabar la guerra, abrió 50.000 procesos contra masones, y nunca hubo en España más de 5.000 en los mejores tiempos. Coincidía que los masones eran gente de nivel cultural alto, como mínimo medio-alto económico, y estaban en muchos sitios. Entonces había partidos, como los republicanos liberales, y Azaña es el típico ejemplo, en los que seguramente hubiera muchos, pero eso no quiere decir que la masonería montara el partido para tomar el poder. Hay bastante relación, por ejemplo, entre la masonería y el anarquismo: Kropotkin lo era, Bakunin lo era, García Oliver lo era. También en el socialismo asturiano, donde se supone que era masón Belarmino Tomás. Y Jovellanos, por ejemplo, que encarnaría la figura de un masón típico del XVIII, si lo fue no lo sabemos".
¿A qué viene después de mes y medio de su muerte que un grupo de amigos del finado que se dicen cristianos de base organicen en el altar de la santa cueva de Covadonga una misa en sufragio por el alma de una persona que no quiso vivir ni morir como católico? ¿No es una traición al difunto? ¿No es hasta una profanación de un lugar sagrado? ¡Cuánta gente sencilla de misa diaria se ha ido de este mundo tras toda una vida de amor a la Iglesia y a la Santísima Virgen sin una misa para los suyos con gaita y tambor a puerta cerrada en la cueva de Covadonga!
No hay comentarios:
Publicar un comentario