Están los portavoces o voceros elegidos. Que cobran por hablar bien de su empresa y transmitir sus mensajes. Exhiben un sesgo, inclinación, o tendenciosidad natural. No nos molestan, porque entendemos que están haciendo su trabajo,
Después están los "voceros" de los medios, que no están entre los elegidos, pero sí entre los mantenidos. La relación entre los medios y la política es conocida.
Después están los "voceros" que fabrican y propagan contenidos contrarios a un determinado partido. Contenidos que llegan a todas partes a través de las redes: mentiras, medias mentiras, exageraciones y, a veces, verdades molestas excesivamente repetidas.
Y finalmente están los "voceros" o fantasmas que se alimentan principalmente de los anteriores. De los voceros de las redes. ¡Estos son los que molestan! Sobre todo si no puedes evitarlos, porque viven en tu escalera o, generalizando, porque forman parte de tus circunstancias.
Antes pensaba en los voceros de la izquierda. Ahora estoy pensando en esos "fantasmas" que dicen que la esposa de Sánchez es transexual, que el Gobierno del PSOE es responsable de las muertes de la pandemia, que Sánchez es el jefe de la corrupción relacionada con el empresario Aldama y que Zapatero tiene negocios "ilegales o turbios" en Venezuela.
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