Ni piropos, ni besos, ni cantar, ni opinar, ni chiste, ni risa, ni guasa, ni humor... na de na. ¿Qué nos queda? Denuncian a uno por agresión sexual por dar un beso de euforia, además de ser bien recibido, vitoreado, cantado y celebrado por quienes luego se sintieron víctimas después de ser manipuladas por las feministas de turno. El piropo lo convirtieron en delito también esas feas a las que nadie las piropea. A dos jugadores de la selección española los castigan un partido por cantar "Gibraltar español", cosa que dicen hasta presidentes y ministros. Los chistes, la guasa y el humor cerraron las persianas, ¿imaginan a Arévalo ahora?, o cualquier humorista de los de antes tan queridos por todos. Es que confunden la ficción con la realidad. Son tóxicas. Prohibieron toros, animales en circos y cabalgatas, protegen a los animales (perros, osos, lobos y jabalíes), eso sí, a las abuelas las abandonan sin problema alguno, en un maltrato humano sin precedentes en cualquier generación anterior. Se llevan al perrito de paseo, supermercado y de vacaciones mientras a las abuelas las meten en esas residencias que son peor que perreras.
Todo molesta, todo es considerable de censura, denuncia y tomado por desconsideración. No puedes llamar negro a un negro, raro a quien lo es, estúpido a quien lo parece... al torpe hay que darle paridad, al inteligente cortarle alas para no dañar al idiota, hay que tragar y tragar si quieren vivir en este mundo que coarta libertades al mismo tiempo que habla de igualdades. Eso sí, tienes que llamar mujer a un tipo con barba y dos balones colgando, de lo contrario serás denunciado por homófobo o padeces transfobia. Me quedé corto, de gilipollas tenemos todos un poco.
Podemos, Sumar y Sánchez convirtieron el país en un monasterio de clausura donde la indecencia y la censura están institucionalizadas.
¡Qué país más triste y acomplejado! Un día atrás, por las calles de Oviedo, un sábado, ni un alma a la una de la mañana. Eso muestra la falta de diversión de la gente por varios motivos, uno de ellos lo anterior; otro, el miedo y el victimismo implantado en la sociedad: si colocamos puntos violetas por miedo entre nosotros, el punto más seguro será quedarnos en casa. Y queda una razón de mucho peso, la económica, España no va como una moto como dice este Gobierno impresentable, los sueldos y pensiones cada vez cunden menos, la cesta de la compra, hipotecas, vivienda... todo por las nubes. Luego los empleos creados son de servicios y con derecho a propina.
En fin, triste este país desde la llegada de Podemos, Sánchez y Sumar. Esperemos que todo sea un sueño y volvamos a reír, divertirnos, piropearnos, contar chistes, cantar, comer chuletones sin sentir que somos asesinos de animales. Pasará este tiempo puritano.
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