POR LA MALA POLITICA.
España está catalogada como un país rico donde existe de forma generalizada la pobreza, un problema que se ha cronificado y que sitúa a España como el cuarto con más desigualdad de Europa; no todas las comunidades tienen el mismo patrón, se podría citar, por ejemplo, a Canarias, Castilla-La Mancha, Andalucía y donde se encuentra también Asturias, que bien parece la olvidada por nuestro Gobierno central en algunas materias como la alta velocidad, cuyos trenes ya deberían estar en pleno funcionamiento "hasta Gijón", la ciudad más poblada del Principado de Asturias, pero siguen dando largas, como queriendo reírse de los asturianos, eso es lo que parecen demostrar con tanto despropósito, por no llamarlo de otra forma.
Con una población, con un paro muy alto, el mayor envejecimiento de España, no se invierte en creación de nuevos empleos, "pero, claro, no somos Cataluña".
La estacionalidad de los empleos, los bajos salarios, medidas fiscales regresivas, por detallar algunos puntos que determinan la desigualdad de una región y la distribución de la riqueza.
En España, a día de hoy, los ricos se hacen más ricos, mientras que los pobres son más pobres. A finales del año, las grandes empresas tuvieron un margen del 60% superior al año anterior, mientras los salarios apenas han llegado al 4% y las pensiones, más bien bajas, subieron un 3,8% y te quitan casi el 6% de IRPF.
Todos los precios siguen al alza, se ha eliminado el IVA reducido de la luz, más todas las medidas que habían aprobado el año pasado, pero las familias no llegan a fin de mes y la pobreza en España casi ha alcanzado cotas alarmantes, propias de la posguerra civil.
La desigualdad comenzó a dispararse en la crisis del 2008, y, aunque en Europa también aumentaron las diferencias, fueron mucho menos que en España.
La actual crisis de precios, según un estudio reciente, plantea que podríamos estar ante el mayor incremento de pobreza y desigualdad entre países desde la Segunda Guerra Mundial.
Las fortunas de los millonarios han crecido a un ritmo de 2.700 millones de dólares al día.
Los hijos no se pueden independizar porque con el salario que cobran no se pueden permitir pagar los gastos de una vivienda más el alquiler o la hipoteca y comer todo el mes.
Lo justo y equitativo sería un pacto equilibrado de rentas, que afecta a los salarios, los beneficios y la fiscalidad, con el fin de que se recupere el poder adquisitivo de las familias y hogares. En concreto, apostar por aumentos salariales para los colectivos más vulnerables, pequeñas empresas y sectores con mejores márgenes, otras prestaciones sociales fijadas y reducir la precariedad laboral, con más oportunidades para los jóvenes y los no tan jóvenes, no poniendo un tope de edad para las ayudas, además de reducir tanta burocracia farragosa y no seguir cometiendo tantos errores con los más desfavorecidos mientras otros se llenan los bolsillos con el esfuerzo y el trabajo de los demás.
Ya no importa prácticamente quién gobierne, porque siempre pagan los mismos, mientras que lo único que hacen los que gobiernan es representar la misma comedia e insultarse unos a otros, cuando solo miran para sus beneficios; la corrupción ha llegado a tal punto que ya no se puede confiar en nada ni en nadie.
La clase media casi ha desaparecido, al menos es lo que pretenden, de forma que puedan controlar mucho mejor la llamada clase obrera oprimiéndoles cada vez más con impuestos y descuentos de sus rentas, mientras los más pudientes se van de rositas y se permiten, "porque pueden", bordear la justicia sin salirse de la línea roja, pero casi todo vale a día de hoy, porque, si un pobre roba para comer, se va directo a la cárcel, mientras que los demás se aprovechan de su situación y del esfuerzo ajeno.
"Puedo prometer y prometo hasta que me meto, después de metido nada de lo prometido".
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