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martes, 9 de enero de 2024

TODO PAGADO SIN IMPARCIALIDAD

MUCHA INDIGNIDAD.

Al parecer, en democracias inmaduras, cuando alguno de los colectivos políticos tiende a perpetuarse en el poder, particularmente si, a su vez, es secuestrado por especímenes peligrosos (bien autócratas, bien marionetas del siguiente nivel de mando, bien un sinérgico cóctel de estas y otras fatales concurrencias) se va metamorfoseando en secta, imponiendo acrítica y cerrilmente sus modos y maneras como dogmas y decálogos de ciclos religiosos, con sus formalismos litúrgicos verbosos y gestuales (palabrería, bracitos, manitas, puñitos y deditos), y su incursión en el proceloso campo de la violencia institucionalizada (anatemas, excomuniones y cancelaciones incluidos). Sólo se tolera, se es benévolo (y -en el peor de los casos- se es utilitarista) con los excesos y violencias de los extremismos del mismo sesgo, sesgos afines y aliados oportunistas, y que se amnistían, perdonan, minimizan o soslayan, mientras que se fabulan, atribuyen o magnifican excesos al comportamiento del ya etiquetado de enemigo del sistema, aunque sólo sea rival que se rebela escrupulosamente dentro de la ley cuando no le queda otra. Lógicamente suelen inducirse -quizá como reacciones y efectos colaterales, pero también como objetivos estratégicos de los creadores de opinión en nómina- la provocación, la contaminación, el descoloque, la pérdida de los papeles y/o el desistimiento del contrario, con la rentable retrojustificación propia ante incondicionales y la reacción inhibitoria -vulgo acojonamiento- de un sector de la sociedad de ya asentada tradición pacífica, mezcla no ideal de cautela, desinformación y pancismo. Siempre hay innovaciones en todo esto, pero las ideas básicas ya vienen en manuales clásicos, accesibles de segunda mano por telecomercio.

A raíz de la nueva y novedosa edición de protestas en el sector hasta tiempos recientes más paciente y silente del espectro político se han encendido escandalosamente las alarmas del sistema en una significativa mezcla de candidez impostada y sobreactuación táctica y estratégica y un escandaloso y cínico victimismo. Incluso leyendo estos días algún artículo en la poca prensa liberal razonablemente independiente que va quedando -como es el caso de LNE- uno puede sentirse perplejo o incómodo, como en los bailes de máscaras, porque no sabe si el Abstract de lo dicho y escrito por algunas -por su trayectoria- respetable plumas, se ajusta más a la forma:

-¡A ver si también estos van ponerse ahora a montar pollos y quemar contenedores!

O bien a esta otra:

-¡A ver si estos se van a creer ahora que también ellos pueden ponerse a montar pollos y quemar contenedores!

¿Ustedes que opinan?

Pues eso.

Y por eso yo rogaría a estos creadores de opinión que se aclarasen, que revisasen lo que han escrito y que dejásemos las ambigüedades y el papel de fumar para tiempos menos revueltos, cuando no estuviesen en juego y en grave riesgo tantas cosas como lo están ahora.

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