YA NO CABEN LEMENTACIONES ,YA ES TARDE.
La crispación es una constante en la estrategia política del socialismo español. Lo fue durante la Segunda República con Largo Caballero y sus huestes, pero se repitió en la Transición porque es la marca de la casa. Es cierto que cuenta con el apoyo y aliento de la poderosa izquierda mediática que se encarga de estigmatizar al centro derecha mientras cubre las miserias de nuestro socialismo patrio. Por supuesto, hay un buen número de socialistas que merecen todo el respeto, pero otros se apuntan con gran fervor a la retahíla de insultos, descalificaciones, mentiras o exageraciones contra sus rivales. Sánchez es un político moderno que conoce el poder de la comunicación y la rapidez con que una noticia sustituye a la anterior. Ha convencido a sus seguidores de que las mentiras son, simplemente, cambios de opinión. Lo más grotesco es ver cómo sus hagiógrafos mediáticos siguen los argumentarios, implícitos o explícitos, con la fe del converso. Es una consecuencia directa del antisanchismo militante que tuvieron hace unos años. Me gusta recordar la visceralidad que mostraron, en público y privado, cuando querían acabar con él.
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