VOTO POR CORREO SIN DNI.
Lo de Melilla es una de
esas noticias que asombran a simple vista en un país democrático y reino ,pero si profundizamos no lo es tanto
con los tiempos que corren en España ,el voto por correo se brinda a estafa y falsedad
y si observamos un poco más vemos quien
es el director general de correos que es un pozo sin fondo con déficit descomunal en su gestión, pues la lumbrera que
lo dirige es un amigo de pupitre de Antonio nombrado por su dactilología divina
así que no es nada extraño que se vaya a
una oficina de coreos a votar y nadie te
pida el documento NDI identidad favoreciendo votar las veces que quieras con nombre y apellidos ficticios , eso es lo que ha pasado
en Melilla ,el intento de pucherazo llevó a solicitar el voto por correo unos
11.000 ciudadanos aparentemente reales, un tercio de la población que posiblemente fueran menos pero que votaban muchas veces, que
esta situación sea propia de esta democracia bananera como esta da idea de la inseguridad del voto y nos hace temblar
pesando que la impresa del recuento de votos INDRA se brinda a la modificación fraudulenta en el vuelco de votos a la junta electoral central
desde las distintas mesas electorales de España, así que estando en las manos de
quien estamos, parece que va camino de
un gran pucherazo y sin mecanismos de
defensa legal en España porque Montesquieu
hace tiempo que ha muerto y el ejecutivo es el poder legislativo político autocrático
todo en uno, y como las cosas son tan asombrosas de lo que vemos y decimos a lo que nadie nos hace caso, el consejo para
los que pensamos y sufrimos dos veces por lo que intuimos y por
lo que ocurre previendo la hecatombe que puede ocurrir
es:, siéntese espere a ver el circo mediático de toda esa mafia de inútiles miserables
y escoria humana que nos gobierna, aunque usuramos todos los epítetos del diccionario
no seriamos capaces de llegar a definirlos ,coja un teléfono y un perro con eso está todo solucionado y espere a ver el desenlace del circo macabro del
futuro a semejanza de Pompeya pero sin el Vesubio.
José Ángel Miyares Valle
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