Sacrilegio en el Palco Real de Las Ventas
Mientras presentadores y cámaras de televisión ocupaban los asientos reales, Don Juan Carlos seguía San Isidro a través de MundotoroTV
¿Dónde está la excelencia de Madrid?
Madrid soñaba con hacer historia como Sevilla. Y se las prometía felices con la llegada de Morante de la Puebla. «Y si fuera hoy y cortase otro rabo». Pero el rabo, que ya lo decían en las cocinas de Toribio, se cuece a fuego lento y tendrá que esperar. Aunque ayer, a poquito que hubiese pasado, don Eutimio, el presidente, hubiese volado tres pañuelos blancos. Porque a la deriva dejó la categoría de la Monumental con su obsequio de orejas y vueltas al ruedo, como si fuesen rosquillas del santo. La afición, que ya venía calentita de casa con las fotos de los toros en el tuitendido, cargó las escopetas y clamó por el «¡toro, toro!» cuando apareció Patrón, que ya había sido sobrero en Sevilla. Indigno de la que llaman la primera plaza del mundo.
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