Búlgaros, húngaros y eslovacos no culpan a Putin de la invasión de Ucrania
La comunicación del Kremlin sigue siendo un referente fundamental para la población de países fronterizos con Ucrania o en el área de influencia de la antigua Unión Soviética
La comunicación del Kremlin sigue siendo un referente fundamental para la población de países fronterizos con Ucrania o en el área de influencia de la antigua Unión Soviética. Cerca de la mitad de los encuestados en Hungría, Bulgaria y Eslovaquia no atribuyen la responsabilidad principal de la guerra a Rusia, como parte responsable de la invasión de Ucrania, según la última encuesta del grupo Globsec con sede en Bratislava. Este instituto realiza regularmente encuestas de opinión comparativas en nueve países de Europa Central y Oriental y, este año, las preguntas se han centrado en Ucrania.
La investigación fue realizada a finales de marzo y abril, más de un mes después de la invasión de Rusia, y una de las preguntas fue: ¿Quién cree usted que es responsable de la guerra en Ucrania? Solo el 51% de los eslovacos, el 50% de los búlgaros y el 48% de los húngaros atribuyeron la responsabilidad a Rusia.
Estos porcentajes están muy por debajo de sus correlativos en otros países de Europa central y oriental, donde Letonia es el siguiente el la escala de proporción más baja de encuestados que culpan al Kremlin por la invasión, con un 61%.
Otra de las preguntas del sondeo ayuda a precisar el estado de la opinión pública en estos países: «¿Quién cree usted que es el principal responsable de la guerra?». Tanto en Eslovaquia (28 %) como en Bulgaria (26 %), muchos culpan a «Occidente, que provocó a Rusia», así como en Hungría (18%). En este último país, el 18 % eligió como respuesta: «Ucrania, que oprimía a la parte de la población de habla rusa”. Esta misma respuesta fue la elegida por un 12% de los encuestados en Bulgaria, por un 10% de los encuestados en Eslovaquia y por un 9% de los encuestados en Estonia.
Estos últimos datos asientan su explicación en el hecho de que, antes de la guerra, los gobiernos de Budapest y Kiev estuvieron enfrentados por los derechos de las minorías desde que el parlamento de Ucrania adoptó en 2017 la ley «para garantizar el funcionamiento del idioma ucraniano como idioma estatal», que según Budapest pisotea los derechos de los habitantes de Transcarpacia.
Al igual que esta, otras narrativas que culpan a Occidente por los eventos en Ucrania estaban ya presentes en estos países antes de la guerra. A finales de enero, más del 44 % de los eslovacos ya afirmaban en las encuestas que EE.UU. y la OTAN eran responsables del aumento de la tensión en Ucrania. «La visión distorsionada de ciertos segmentos de la población sobre los eventos en Ucrania, combinada con las posibles dificultades económicas que se avecinan, podría dejar a estos grupos vulnerables como objetivos potenciales para los líderes populistas y autocráticos», concluye el análisis de GLOBSEC, que sugiere también estos porcentajes como colchón de soporte a las posiciones que ciertos gobiernos están manteniendo respecto a las sanciones europeas. Durante las últimas negociaciones sobre el embargo europeo a las compras de petróleo ruso, Hungría lideró un grupo de países preocupados por las consecuencias económicas de prohibir las importaciones rusas.
Sanciones de la UE
El resultado ha sido que Hungría, Eslovaquia y Bulgaria se beneficien de las exenciones y resulte una sanción bastante más descafeinada de lo que esperaban las autoridades de Bruselas. El historiador húngaro Ferenc Laczo reconoce el poder dela comunicación rusa tras los resultados de las encuestas, pero señala también la existencia de motivos económicos y de estrategia política. «Tradicionalmente, el nacionalismo húngaro miró hacia Europa, hacia Alemania, y veía a Rusia como una potencia menos civilizada, pero Orbán prefirió aliarse con Putin antes que con Merkel en un giro realizado en 2014, cuando firmó una serie de contratos de colaboración con Moscú, entre ellos la ampliación de la central nuclear de Paks, un proyecto de 12.500 millones de euros», recuerda, «y Orbán ha decidido permanecer en una postura de neutralidad respecto a esta guerra que le ha reportado importantes beneficios electorales».
A nadie escapa, además, el predicamento del que gozan en estos territorios medios de comunicación rusos como la cadena Russia Today (RT), con sus múltiples formatos informativos y 18 millones de seguidores en Facebook, y la agencia de noticias estatal Sputnik, creada en 2014 por un decreto de Putin, propiedad del Gobierno ruso y con plataforma web de noticias en más de treinta idiomas «para contrarrestar la propaganda occidental».
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