El lento e imparable hundimiento del imperio americano
La invasión de Ucrania, como la desastrosa salida de Afganistán, reflejan cómo el poder de Washington en el mundo ha quedado cuestionado como no lo ha estado en décadas
Cuando el presidente de Estados Unidos emergió del Despacho Oval este jueves 24 de febrero para anunciar su respuesta a la invasión rusa de Ucrania, Joe Biden no tuvo más remedio que admitir su impotencia a la hora de impedir algo que él mismo había denunciado durante semanas: el sometimiento por la fuerza de una nación independiente y soberana en Europa, algo no visto en el viejo continente desde la Segunda Guerra Mundial.
Biden anunció sanciones, que ni siquiera eran las más duras que barajaba, y aceptó en su discurso que nadie esperaba que esas mismas sanciones que eran de momento su única respuesta a la agresión disuadieran a Vladimir Putin de nada.
En unas horas, los tanques rusos cercaban Kiev, mientras Putin denunciaba incontrolado un falso genocidio neonazi contra la población de origen ruso en Ucrania.
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