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miércoles, 23 de febrero de 2022

DE LOS APLAUSOS DE CAYETANA A LAS LÁGRIMAS DE MONTESIONOS.

 De los aplausos de Cayetana a las lágrimas de Montesinos: un epitafio de cariño y rencores para despedir a Casado

El vicesecretario de Comunicación escuchó visiblemente emocionado la última intervención del presidente del PP en el Congreso

Hace justo una semana, el todavía presidente del PP, Pablo Casado, miraba hacia el horizonte con cierto respeto por la exigua victoria obtenida en Castilla y León pero creyendo que acabaría alcanzando el Palacio de la Moncloa. Esta mañana, aún desconcertado por unos acontecimientos cuyo desarrollo o acaba bien de comprender, realizaba su última intervención en la sesión de control del Congreso como líder de la oposición.

Desgarrado por su salida, el vicesecretario de Comunicación, Pablo Montesinos, escuchaba las palabras de quien le pidió que cambiara periodismo por política. Ambos han caminado juntos desde entonces para bien o para mal y hoy lo han seguido haciendo ante las cámaras en el Congreso de los Diputados. Para algunos es una muestra de lealtad hasta el final.

Para otros es muestra de que la carrera política de Montesinos empieza y acaba con Casado. Pero una de las imágenes que deja la mañana es el rostro del almeriense, incapaz de contener las lágrimas.

El propio Montesinos lo ha reiterado estos días, al subrayar que está en política por Casado, y su carrera está ligada por tanto a él. El vicesecretario de Comunicación ha mantenido su lealtad a su jefe de filas hasta el final, lo mismo que otros dos vicesecretarios, Ana Beltrán y Antonio González Terol. Ese es el reducido equipo que se ha mantenido fiel a Casado.

El presidente popular también se lleva hoy el aplauso de su bancada. Un cariño que la portavoz popular, Cuca Gamarra, se esforzó ayer en procurar. Para ella la lealtad no es un apoyo ciego sino decir las verdades aunque no quieran ser escuchadas. Y esta mañana tocaba ofrecer respeto a un líder en retirada al que todos los diputados allí presentes debían su escaño. El discurso que hizo Casado, de despedida, puso fáciles las cosas. La sesión hubiera transcurrido por otros derroteros si Casado hubiera insistido en medir fuerzas con el jefe del Gobierno, Pedro Sánchez, como pensaba hacer en los últimos días.

Pero el líder del PP abandonó ayer su lucha y hoy tocaba despedirse con un discurso del que sus más íntimos enemigos no son capaces de criticar ni una coma. Aún así, y después de aplaudirle, muchos le seguían atacando. La mayoría lo hacían a puerta cerrada y le afeaban no haberse despedido primero del partido. Otros, como Cayetana Álvarez de Toledo, le acusaban públicamente de carecer de credibilidad por decir que entiende la política desde la defensa de los más nobles principios y valores tras la guerra abierta contra la presidenta de la Comunidad de Madrid. Son los rencores que acompañan un epitafio que Casado nunca creyó que tendría este guión.

Cuando Sánchez acabó su réplica, Casado se levantó de escaño y abandonó el hemiciclo con la cabeza siempre alta. De forma inmediata se levantaron Montesinos, Beltrán y Terol, y acompañaron al jefe de la oposición, que se dirigió a su despacho en el Congreso.

Varios periodistas esperaban al presidente del PP cerca de su despacho. Casado, que en ningún momento ha perdido la tranquilidad ni la templanza, según han comentado quien han estado junto a él durante todos estos días, estuvo en su despacho una media hora. Allí estuvieron con él, además de los vicesecretarios más fieles, María Pelayo, Isabel Gil y Pablo Cano. Después se dirigió a Génova, para preparar la reunión con los barones de esa misma tarde.

En los pasillos, muchos diputados expresaron su tristeza por todo lo que había ocurrido. «Tristeza y desilusión», subrayó uno de los parlamentarios del PP. Despidieron a Casado con un aplauso, puestos de pie. Incluso Cayetana Álvarez de Toledo se levantó de su asiento para aplaudirle, lo que no impidió que luego, en el patio, criticara toda la gestión de Casado y de García Egea.

Esta tarde, algunos diputados del PP creían que Casado no llegaría a la Junta Directiva Nacional del martes. Lo de hoy, señalaron, ha sido una despedida en toda regla y ya no tendría sentido, a su juicio, prolongarlo más. Otros, en cambio, creen que lo justo sería que los barones le permitieran despedirse ante los suyos con toda dignidad hasta la cita de la próxima semana. En el orden del día de la Junta Directiva está previsto un discurso del presidente nacional.

Una vez acabado el Pleno, apareció por el Congreso Teodoro García Egea, quien se dejó ver ante los medios y los periodistas. Quiso aclarar que cuando anoche, en la Sexta, aseguró que creía que habría más de un candidato en el congreso extraordinario, lo dijo por decir. « Teo nunca dice nada por decir», apuntó rápidamente un diputado.

García Egea estuvo con varios diputados en un bar cercano. Entre ellos, Montesinos, Beltrán y Terol, además de diputados como Vicente Betoret, Tomás Cabezón e Isabel Borrego.

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