González y Zapatero evidencian la fractura por los pactos de Sánchez
Zapatero avala depender de ERC y González dice estar «incómodo» porque España «está abriendo su propia grieta».
No hay oposición orgánica real ni tangible en el PSOE al camino emprendido por Pedro Sánchez. Tampoco lo habría si hubiese emprendido el camino contrario. Pero también es cierto que el entusiasmo tras los resultados electorales del 10 de noviembre es nulo en el PSOE. Los socialistas se adaptan a las circunstancias e intentan presentar las bondades de un acuerdo con Podemos y el diálogo con ERC como la mejor herramienta para «normalizar» la situación. La sombra de los dos tripartitos, en Madrid y Barcelona, cobra más sentido que nunca.
Pero no era ese el plan con el que se fue a la campaña electoral. Los gurús de La Moncloa acertaron en su diagnóstico, que rumiaban desde hace tiempo: que un Ciudadanos expuesto a un escenario de tensión terminaría por desplomarse. Pero no acertaron en el paso siguiente: que el PSOE sería el receptor del votante centrista, de la etiquetada como mayoría cautelosa. Al contrario, los socialistas retrocedieron 800.000 votos en la repetición electoral.
La incapacidad del PSOE para representar ese espacio, o pactar con él, como quedó patente tras el 10-N, ha situado a Sánchez entre la disyuntiva de la gran coalición con el PP o los socios de la moción de censura: ha elegido esta última.
La no ocupación de ese espacio político, escorando el partido hacia la izquierda y contemplando como más practicable el entendimiento con ERC o Bildu antes que un eventual intento de acuerdos con la derecha. Ese es el PSOE actual. Y lo que se ha hecho palpable en los últimos días es que existe una ruptura, cuanto menos emocional, con una parte importante de la historia del PSOE. En pocos su crítica tiene efectos. Algunos critican, muchos lamentan.
Esta semana se han publicado dos manifiestos distintos en los que diferentes figuras históricas del PSOE discrepan de que se elija para gobernar un camino que conduce a la dependencia de ERC. Incluso cuestionan el pacto con Podemos.
Pocas discrepancias más evidentes como las que representan los dos expresidentes socialistas: Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero. Ayer coincidió que ambos plasmaron ideas muy distintas sobre el momento actual. Durante una conferencia en Buenos Aires, González mostró su pesimismo por la situación actual. El expresidente reconoció sentirse «incómodo» porque, tras 35 años de consensos, España está abriendo su «propia grieta» con una «política de bloques» en la que los discursos dominantes están en los extremos del espectro ideológico. Según informa la Agencia Efe, lamentó que «ahora, con lo que llaman la superación del bipartidismo imperfecto, estamos en el “bloquismo”, mucho más imperfecto que el bipartidismo». Y planteó el momento crítico actual: «Todo proyecto de país, para tener un horizonte de certidumbre y seguridad, exige que haya un área, la que cada país decida, de consensos básicos, que generen confianza».
Elogio a Arnaldo Otegui
José Luis Rodríguez Zapatero está instalado en una dinámica distinta. Ve oportunidades en el momento actual. En una entrevista ayer en Antena 3 no solo no mostró ningún reparo en que los socialistas exploren acuerdos con EH Bildu, como en Navarra, sino que elogió la figura de su portavoz, Arnaldo Otegui en el fin de la violencia. Zapatero defendió que su participación fue «decisiva» para «poder ver el final de la violencia».
Y respecto a la posibilidad de pactar con ellos afirmó que «todos» los partidos políticos señalaban que cuando ETA «dejara las armas, jugarían en el juego democrático» y que «esa fue la promesa democrática».
Sobre la elección de Sánchez sobre la investidura se colocó detrás del líder con el que se reconcilió y del que tan alejado estuvo en las primarias de 2017: «Yo siempre he sido partidario del acuerdo PSOE-Podemos porque es la única opción realista y porque puede responder a las cuestiones sociales que necesita este país».
Además planteó que precisamente lo entiende positivo por la situación territorial: «Si es capaz de responder a la crisis en Cataluña, a lo mejor la legislatura puede responder a muchas expectativas». Y en esa pieza Zapatero defiende el encaje de ERC porque «por encima de lo que piense Sánchez está lo que han votado los ciudadanos», que según su lectura de los resultados «han exigido que el Gobierno dependa de ERC». En esta cuestión ha atribuido las culpas al PP de cómo se desarrolló esta crisis: «El problema es que hubo una campaña del PP y una sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut que abrió la línea de fractura. Y hay que volver a intentarlo».
ES NORMAL.
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