El catalán llevó a Tel Aviv una puesta en escena diferente pero no consigue convencer a casi nadie.
Tal y como estaba previsto, finalmente «La venda» no cayó en Eurovisión. Pese a la actitud positiva y la buena predisposición de TVE para esta edición del Festival, Miki no ha conseguido mejorar los últimos pésimos resultados de España en Eurovisión, o al menos en la clasificación final. En una edición celebrada en Tel Aviv y sin una clara favorita, el catalán se vuelve para Tarrasa con un puesto 22 que se antoja insuficiente para las expectativas puestas en «La venda», que recolectó 60 puntos (sin que Portugal le diera ninguno, por cierto). La alegría de la noche se la llevó, en cambio, Holanda, uno de los favoritos de este año y que llenó el escenario como pocos pudieron hacerlo. Las miradas se centraron, tal y como estaba previsto, en Madonna, que se atrevió a hacer política desde el centro mismo del festival: «Wake up» dijo en un claro mensaje cargado de intención política.
La colorida puesta en escena de Miki, firmada por el griego Fokas Evangelinos buscaba transmitir el espíritu festivo y lúdico presente en la canción, que habla de derribar los prejuicios que atrapan a la sociedad. Paco, la marioneta de tres metros, que apareció detrás del segundo estribillo se convirtió quizá sin quererlo en uno de los memes de la noche. Aplastando el edificio en el que estaban atrapados por la rutina los bailarines de Miki, Paco conseguía cambiar incluso el punto de vista de la sociedad (resuelto en dos giros de cámara). Solo cuando se juntaban todos lograron que desapareciera y «ser libres». Una puesta en escena inédita a lo que España tiene acostumbrado pero quizá algo difícil de intuir para los tres minutos que tenían para defenderla a juzgar por los puntos recolectados por España: 6 de Bielorrusia, 1 de Rusia y 53 del televoto. En total, un punto menos que los que el año pasado consiguieron Amaia y Alfred.
Miki, en estado de gracia, consiguió transmitir su cara más amable y cerró «La venda» con la sonrisa que mejor describe su actitud estas últimas semanas de intenso trabajo en Tel Aviv. Junto a sus bailarines, la propuesta española llenó el escenario utilizando incluso los dos puentes que separaban el foso. Hubo que esperar dos horas hasta que, por fin, salió el catalán al escenario para cerrar la gala como el último de los 26 participantes. Su reto era hacerlo justo detrás de dos de las propuestas favoritas del Festival, la de Suiza y la de la increíble puesta en escena de Australia.
Según lo previsto
Al final, ganó la canción que todos predecían desde un principio. No fue el ganador para el jurado profesional (donde destacó Suecia) pero sí para el público, que lo coronó como sucesor de Netta. «Arcade», del neerlandés Duncan Laurence, habla, según él mismo cuenta, de la nostalgia que provoca el amor, lo inalcanzable. La compuso tras perder a un ser querido cuando era muy joven. Aunque tiene experiencia cantando desde los 16 años (cuando participó en un programa de talentos en televisión), el neerlandés, que ahora tiene 25, ha trabajado casi siempre a la sombra de otros artistas, y con «Arcade» pensó que quizá este era su momento. Laurence ha conseguido devolver a Holanda una victoria que se le escapaba desde 1975 cuando lo hicieron también Teach-In. Sin embargo, estos últimos años desde los dos mil, el país ha cosechado resultados bastante irregulares y apenas habían conseguido clasificarse para la final en la mitad de participaciones.
La sorpresa de la noche la protagonizó Italia, que quedó segunda en una reñida votación. Mahmood continúa la misma línea de buenos resultados obtenidos por su país en el festival tras sus años de ausencia. El joven, que interpretó «Soldi» fue recibido con escepticismo por parte de Salvini, que reprochó por Twitter si realmente «esa era la mejor canción italiana» (para ganar San Remo y después tener la opción de representar a su país). Cierra el podium, de nuevo, Sergey Lazarev, que también quedó tercero en 2016 cuando representó a Rusia.
En la ronda de votaciones se vivieron momentos de auténtico nerviosismo cuando, tras la votación del jurado, parecía incluso probable que ganara Macedonia del Norte, que posteriormente recibió aún menos puntos que los que obtuvo Miki. Lo mismo que pasó a John Lundvik, el representante sueco, que tras ganar la votación del jurado apenas recolectó puntuación de los telespectadores.
Una gala interminable
La gala, una de las más largas de los últimos años, arrancó con la bienvenida de Netta Barzilai, la ganadora de Eurovisión que ayer tuvo que ceder el testigo. Ella misma era la encargada de hacer llegar a tierra a los 26 participantes, conduciendo un avión que aterrizó directamente en el pabellón, convertido en una pista de aterrizaje. Durante el tradicional desfile de banderas pisaron el escenario también conocidas caras del panorama eurovisivo israelí, entre las que destacó Dana International, que propuso una nueva versión de su «Diva». La actuación de Netta tuvo que esperar casi hasta el final, y fue «Nana banana», uno de sus nuevos temas, donde bailaron hasta los presentadores, encabezados por la top model Bar Refaeli y el influyente presentador israelí Assi Azar.
¿CUANTO NOS CUESTA EROVISIÓN PARA QUE NOS MALTRATEN?¿MERECE LA PENA?
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