Fraude de ley
Los cuatro grupos de Podemos rompen las normas y la operativa del Congreso.
Los líderes de Podemos pusieron ayer una nueva línea roja a los socialistas ante uno de los diálogos importantes para iniciar la nueva legislatura: su secretario político, Íñigo Errejón, dijo que la posibilidad de formar cuatro grupos parlamentarios es un “elemento fundamental” a la hora de entablar cualquier acuerdo o conversación sobre la Mesa del Congreso de los Diputados. Una exigencia que, como el referéndum de autodeterminación en Cataluña, hace imposible cualquier diálogo con este grupo político que plantea propuestas al margen de la legalidad o, en este caso, que suponen un auténtico fraude de ley.
El resto de los grupos políticos que han conseguido representación parlamentaria en las elecciones del 20 de diciembre no deberían ceder ante una exigencia que no solo intenta burlar la legalidad vigente sino que, además, dificultaría de forma notable la operativa de trabajo del Congreso y lo convertiría en una Cámara de representación territorial.
A principios de los años ochenta, gobernando la UCD, se introdujo una cláusula en el Reglamento del Congreso que prohibía que hubiera miembros de un mismo partido político en diferentes grupos parlamentarios. Se trataba de impedir la fragmentación de la Cámara y asegurarse una operatividad razonable para los debates en las distintas comisiones y en el pleno de este órgano legislativo. Se quería evitar también cualquier intento de convertir el Palacio de la Carrera de San Jerónimo de Madrid en una Cámara territorial.
Desde entonces, todas las sentencias del Tribunal Constitucional siempre han dado la razón a la Mesa del Congreso cuando ha tomado decisiones en contra de algunos intentos de sortear esa prohibición. Es verdad que se han producido algunos atajos para burlar la norma (los famosos diputados navarros de Canarias, cuando la UPN ofreció a varios de sus representantes para que Coalición Canaria pudiera formar grupo parlamentario propio), pero ello no justifica que se autorice ahora una medida claramente irregular.
¿Qué busca Podemos con esta propuesta? Sobre todo, dar una respuesta a los votos prestados por otras formaciones en Cataluña, Valencia y Galicia, en donde se han formado coaliciones que les han asegurado 27 de los 69 diputados obtenidos. Estas fuerzas periféricas han forzado al grupo que encabeza Pablo Iglesias a defender la autodeterminación y ahora quieren obtener más réditos políticos y económicos. No hay que olvidar que la formación de cuatro grupos en lugar de uno supone una importante inyección de dinero para la coalición.
Por último, habría que pedir a los líderes de Podemos un poco de ese rigor que ellos exigen a todos los demás: no se puede dividir los diputados en cuatro grupos y luego sumar el todo para pedir dos puestos en la Mesa.
NO ES UN EJEMPLO ESTAS PROPUESTAS
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