En pleno proceso de negociación entre los que quieren la guerra y los que "no" quieren la paz en Ucrania, se suceden los conatos de agresión por parte de no sabemos quién.
Al parecer, «misteriosos drones han causado disturbios en varias capitales europeas, incluidas Copenhague y Bruselas» (Irish Times).
Siempre parecen misteriosos, a pesar de que supuestamente sobrevuelan importantes ciudades europeas y, sin embargo, no existe ni una sola fotografía hasta el momento.
Millones de personas llevan teléfonos inteligentes y estarían encantadas de enviar fotos de un globo de fiesta a televisiones, emisoras de radio y periódicos por si acaso hubieran llegado extraterrestres, pero, por alguna razón, nadie logró capturar una sola imagen.
Claro, dadas las fechas, bien podría haber sido Papá Noel, realizando un vuelo de reconocimiento temprano. Hay fuertes sospechas de que él también es ruso, con su traje rojo, talleres comunitarios, apariencia de oso, sistema de transporte basado en renos, orígenes árticos y vínculos con Laponia, etc.
Quizás vigilaba al enano travieso de Kiev que estaba en Dublín, supuestamente robando el dinero de los niños...
Lo de ayer no es un intento misterioso. Una bomba lapa en los bajos de su coche, ha causado la muerte a un alto mando del Estado Mayor del Ejército ruso, el general Fanil Sarvarov,
Tras el comienzo de la guerra, Ucrania ha perpetrado varios atentados semejantes que han costado la vida, entre otros, al teniente general Yaroslav Moskalik, subjefe del mando de operaciones del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Rusia, y al teniente general Ígor Kirílov, jefe de la defensa radiológica, química y biológica de Rusia.
Nos obligan a concluir que tanto los que quieren la guerra como los que "no" quieren la paz (los que controlan, los desesperados y los que están fuera de control), hacen todo lo posible para que tanto los que quieren la paz como los que "no quieren" la guerra, no consigan sus objetivos.
Pienso en Ucrania y en Gaza como claros exponentes de lo que está pasando en todo el mundo..., horror sobre horror y atrocidad..., una atrocidad sobre otra, me hace no querer salir, no confiar en nada ni en nadie, o reunirme con otros, en cualquier lugar, en cualquier momento, dudar y sospechar de todo y de todos, incluido yo mismo, todo el tiempo.
Es como vivir en un país ocupado, o en una prisión, o en un centro psiquiátrico involuntario. Malditos bastardos.
En cualquier caso, celebren lo que celebren en esta época del año, e incluso si no celebran nada porque no haya nada que celebrar...
¡Felices fiestas!
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