Plataformas de éxito comercial como TikTok y Telegram están impulsando un aumento repentino del consumo de esteroides entre los hombres jóvenes: en TikTok, a través de vídeos cortos sobre sus ciclos de consumo; en Telegram, a través de canales cifrados que facilitan la venta y el asesoramiento ilícitos.
En una reciente entrevista, el cardiólogo y leyenda del baloncesto Juan Antonio Corbalán alertaba, alarmado, del daño cardiovascular "profundo y duradero" de los esteroides. Además, hacía hincapié en que las prácticas extremas asociadas al culturismo -como dietas hiperproteicas, deshidratación forzada o uso de diuréticos- pueden agravar los daños en órganos vitales como el riñón o el hígado.
Concretamente en TikTok, ha surgido una comunidad en los últimos 18 meses: #TrenTok. La etiqueta fusiona «tren» (de trembolona, un potente esteroide) y «TikTok», y está llena de hombres jóvenes que hablan sobre su consumo de esteroides, a menudo con mucho detalle, y describen a los superhéroes de la factoría Marvel como un ejemplo/objetivo de musculatura "irrealista". "Capitán América", por ejemplo, cuenta la historia de un hombre que, mediante mejoras químicas, se convierte en superhéroe.
Según el Dr. Corbalán, diversos estudios han documentado que el uso de anabolizantes se asocia a una disfunción persistente del ventrículo izquierdo y a un incremento del riesgo de eventos cardiovasculares graves.
Hulk Hogan dijo hace unos meses que sus compañeros de las series senior de wrestling (lucha libre profesional), con patologías por abuso de anabolizantes, después de la pauta completa, "están cayendo como moscas por ictus y trombosis". El hecho triste es que acaba de fallecer a los 71 años, tras sufrir un paro cardíaco. ¿Casualidad o causalidad?
A medida que aumentan las dosis y la transparencia se convierte en un espectáculo, las consecuencias (dismorfia corporal, infertilidad, testículos encogidos, problemas cardíacos y efectos en la salud mental, como "cambios de humor severos" (mejor conocidos como "rabia por esteroides"), son cada vez más difíciles de ignorar.
La mezcla de cocaína y Xanax (Trankimazin), a la que tan acostumbrados están muchos luchadores, es la muerte. La cocaína les lleva a los antidepresivos y, combinados, destruyen la salud por completo.
Anabolizantes y hormona de crecimiento en el gimnasio, cocaína antes y después de los combates y un par de pastillas de Xanax para dormir rápido y prepararse para los "bolos" del día siguiente; esa es la vida de esos deportistas. Uno de cada cinco muere entre los 40 y 59.
Un aviso para los luchadores del Congreso, pero un aviso especialmente serio para los jóvenes compradores de adulación y éxito social a un precio desorbitado: la vida.
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