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martes, 6 de mayo de 2025

UN MUNDO DE ODIO

 China es ahora el enemigo oficial de EE UU, o, si prefiere términos imperialistas más benignos y menos beligerantes, cambie "enemigo" por oponente, adversario, rival o competidor.

Hasta hace días, el enemigo oficial era Rusia; después del 11-S, lo fueron los terroristas musulmanes; antes Sadam Hussein era el enemigo entre los enemigos, pero, hoy, China se ha convertido en el actualizado nuevo enemigo oficial.

Conste que mi percepción personal no es coincidente con que China sea mi enemigo. De hecho, coincido con Muhammad Ali (Cassius Clay) cuando declaró: «No tengo nada en contra de ese Vietcong. Ningún Vietcong me ha llamado jamás negro».

Y estoy también de acuerdo con el asesinado presidente J. F. Kennedy, quien declaró en su Discurso de Paz en la Universidad Americana en junio de 1963 que los estadounidenses y las naciones comunistas podían coexistir en armonía, a pesar de sus diferencias ideológicas (claro que esa mentalidad lo "condenó" a muerte).

Desconozco qué les han hecho los chinos a los propios chinos. A mí, ellos, precisamente, nunca me han hecho nada malo, nada que incluya la destrucción de mi libertad y privacidad, el deterioro de la sanidad, los impuestos abusivos sobre la renta, el estado de bienestar, el descontrol de la deuda, el confinamiento ilegal, los delitos contra las personas, el despilfarro enloquecido, las okupaciones, los ataques a la libertad de expresión, los aranceles, las guerras comerciales, las sanciones, los embargos, las restricciones de viaje, el estado policial de inmigración y mucho más. No insista, no han sido ellos, y por eso no tengo nada contra ellos.

Nunca lo hubiera imaginado, pero va a resultar que, después de todo, entre el presidente del Gobierno y yo hay un minúsculo punto de coincidencia, o eso es lo que parece indicar su viaje a China, aunque me imagino que en el momento menos pensado el presidente más sanchista de todos pondrá las cartas boca arriba y veremos que su juego es hacer saltar la banca sustituyendo los juicios con jurado, eliminando el anonimato en redes, limitando legalmente el acceso a las redes sociales, introduciendo la tecnología de reconocimiento facial e implementando la identidad digital obligatoria. En definitiva, habrá ganado él, habremos perdido todos.

Esa es la verdad, y rechazar la verdad es una artimaña. Es una excusa para permanecer ciego. Cualquiera que afirme que no vale la pena buscar la verdad o que critique a alguien por buscarla, o incluso por encontrarla, ignora que, en la actualidad, todo lo que ve, oye y siente a través del cristal de muchos medios de comunicación subvencionados, incluso si es cierto, está al servicio de la mentira.

Entre tanto, le recomiendo, como siempre hago, mucho relax, que "disfrute" de este Gobierno y no se olvide compartir un final feliz con alguien que merezca la pena, porque la alternativa es un vicio triste y solitario, reservado a los tristes.

Disculpe el pesimismo, quizá necesite otro café.

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