Yo creo que este sanchismo y el podemismo que padecemos, en vez de empeñarse en acabar con los ricos, deberían poner todo el empeño en acabar con los pobres, con la pobreza. Tienen una especial tirria por quien emprende con éxito, culpándole de su frustración para solucionar los problemas de las familias a las que se deben. Pero no, solo vemos cómo medran ellos, solo vean quiénes eran hace siete años: Iglesias, Irene, Belarra, Sánchez, Pan, Serra, Íñigo... Y toda su tropa, y en cómo están ahora, con la vida resuelta todos ellos. Pero sin resolver la de los demás, como explayaron al principio. Nos la colaron bien colada, algunos hasta creíamos que su juventud traería mejores políticos. Pues no, fueron nefastos y tóxicos, dividieron y confrontaron a la sociedad: derechas con izquierdas, rojos contra azules, mujeres contra hombres, pobres contra ricos, feministas contra lo masculino, homosexuales contra heteros... Hicieron buenos a los malos y malos a los buenos. Están con los derechos de las mujeres pero llaman genocida a Israel, que defiende su supervivencia rodeado de vecinos que le quieren desaparecer del mapa y que en casi todos esos países de su alrededor la mujer es un trapo barato. Luego están con el aborto (más de 100.000 abortos voluntarios el año pasado en España), dicen que el niño que impiden nacer es su cuerpo, y todos les aplaudimos. ¡Luego Israel es el genocida! Dan impunidad a corruptos y delincuentes y se querellan contra los jueces. El mundo al revés. Están como tochas, y nosotros, pasmados.
Por eso la democracia no debe ser solo votar cada cuatro años, es más, a estos cada vez los vota menos gente, pero ahí siguen rucando, dividiendo, enfrentando y confrontando.
Sánchez es para ponerlo de ejemplo de cómo jamás se debe comportar un político, promete y hace todo lo contrario, pacta con corruptos, delincuentes, fugados, con quiénes homenajean a asesinos etarras y con separatistas, con los mismos que quieren romper España gobierna este país. Es el colmo de la desfachatez, es la democracia secuestrada y es la indecencia institucionalidad.
Un ejemplo de cómo es este tipo, por si a alguno se le escapa: dice que echó del partido a Ábalos de inmediato al percatarse de que su hombre de confianza (Koldo) estaba metido hasta las trancas en una investigación corrupta. Pues ahora que se va sabiendo que Ábalos podría estar implicado, no se le ve a él irse y actuar tan así de contundente. Ábalos fue ministro, portavoz, hombre de total confianza de este impresentable. Sánchez es la mentira en toda su esencia. Qué dirían aquellos paisanos de antes, los del trato con solo darse la mano, con su palabra, de este tipo que no la tiene para nada.
Recuerden, a Sánchez costará años sacarle del poder, los escaños que le sostienen (todos los independentistas) tienen un sistema electoral que les beneficia, hasta no cambiarlo tendrán siempre un monto exacto de escaños. Y él, un montón de estómagos agradecidos que le votarán siempre, haga lo que haga.
Por eso, si el Constitucional diera como buena la amnistía, cosa probable, ya se encargó el sujeto en cuestión de colocar allí y allá piezas de confianza para facilitar interpretaciones. Recuerden que la ley, toda norma, además de poder moldearla a gusto, también caben interpretaciones, todas posibles de ajustarse a la ley que a cada cual le interesa.
Dependemos no de los tribunales y órganos de control, solo de unos pocos jueces valientes que les costará caro enfrentarse a un poder indecente. Si lo logran, yo les propondría para ocupar los más altos cargos del Estado. Nadie como ellos, solo por no dejarse amedrentar y caer en las redes del poder establecido.
Confío mucho en las personas que no se dejan comprar, confío que al final llegará la cordura a todos los que puedan parar esta deriva democrática en manos de un individuo sin escrúpulo alguno.
Estamos metidos en este bucle del "y tú más" que está convirtiendo la indecencia en la normalidad.
Cuesta serenar la crítica sobre la política actual.
Sé que no estamos siendo responsables ninguno.
Los políticos no hacen más que tirarse los trastos unos a otros y olvidarse de su responsabilidad.
Sánchez entró en una dinámica del todo vale donde es difícil quedarse al margen.
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