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lunes, 3 de junio de 2024

VIVA LA INTELIGENCIA HUMANA.

CUIDADO CON LA IA.

Este artículo ha sido escrito por una inteligencia natural, no se inquieten, cada vez es menos habitual en un mundo en donde la comodidad de la tecnología resta valor al esfuerzo humano, y lo diluye en la supremacía del big data, las informaciones sesgadas y la sensación de una falsa eficiencia.

Habría sido suficiente introducir apenas dos líneas en la interfaz de ChatGPT para conseguir un nada desdeñable artículo, y hoy en día pocas personas habrían sido capaces de diferenciar la pluma virtual de la humana, quizá ninguna.

La revolución que nos ha traído hasta donde estamos ha sido silenciosa, gradual, frenética, y la resistencia humana a la batalla, prácticamente inexistente.

La tecnología ha transformado profundamente nuestra forma de trabajar, de comunicarnos, de vivir y de sentir, sí, de sentir, porque tal y como explica Marian Rojas Estapé en su último libro, “Recupera tu mente, reconquista tu vida”, en esta era de la gratificación instantánea nos hemos vuelto adictos, necesitamos chutes de dopamina constantes, y esto nos está impidiendo parar, profundizar, reflexionar sobre la realidad y conectar con aquello que más importa.

Las plataformas digitales están diseñadas para mantenernos enganchados, utilizando sofisticados algoritmos que hacen que permanezcamos pegados a ellas, deslizando sin fin, drenando nuestros niveles de energía, y activando mecanismos en nuestro cerebro que nos empujan a compararnos con otras personas, con otras vidas: comparaciones en las que, muchas veces, salimos perdiendo.

Cada vez necesitamos hacer más, tener más, sentir más… y esta es una gran oportunidad para las grandes corporaciones tecnológicas, que saben en qué tecla han de pulsar para mantener nuestra atención y comercializarnos como si nosotros fuéramos el producto.

Sumario: Reflexiones de una inteligencia natural en un mundo cada vez más digitalizado

Destacado: ¿Estamos dispuestos a dejar que la tecnología domine el discurso del futuro o estamos preparados para alzar nuestra voz y reclamar nuestro poder sobre ella?

Nada más levantarnos, la mano se nos va al teléfono móvil, leemos en él las noticias mientras tomamos nuestro café: pero las informaciones que nos llegan están peligrosamente sesgadas, pues la maquinaria digital está diseñada para mostrarnos aquello que se alinea con nuestras preferencias, con nuestra ideología.

Y en un mundo cada vez más conectado, curiosamente estamos cada vez más divididos. Soportamos menos la réplica, el rechazo, el debate, los sentimientos negativos que se desprenden de afrontar que no todo el mundo piensa igual que nosotros, que quizá estemos equivocados.

Aún es posible revertir esta situación porque, a pesar de sus desafíos, la digitalización es un avance indiscutible, que trae consigo la promesa de un mundo más plural, óptimo para que el ser humano despliegue todo su potencial.

Establecer límites saludables en el uso de la tecnología, desactivar las notificaciones, desinstalar aquellas aplicaciones que drenan nuestra energía, y, sobre todo, ser conscientes e intencionales con el tiempo que dedicamos al uso de nuestros dispositivos, es esencial para recuperar nuestra autonomía y humanidad en un mundo cada vez más digitalizado.

En este sentido es también imprescindible seguir tejiendo redes sociales naturales intersectoriales e intergeneracionales, una gran labor que a este nivel realizan grupos y entidades como la Asociación Mujeres de Empresa, que, activamente, ayudan a desplegar esas conexiones humanas, cercanas y tangibles, entre personas con distintos bagajes y vivencias, y que son tan importantes para el desarrollo de nuestras habilidades sociales, herramientas indispensables para el avance de la humanidad.

En última instancia, la revolución digital que vivimos nos plantea una duda fundamental: ¿estamos dispuestos a dejar que la tecnología domine el discurso del futuro o estamos preparados para alzar nuestra voz y reclamar nuestro poder sobre ella?

La respuesta a esta pregunta determinará el destino de nuestra sociedad y la supervivencia de lo humano en la era digital.

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