NO CLARO.
Me dirijo a usted para compartir una reflexión sobre un tema que considero de gran importancia en nuestra sociedad actual.
Es triste contemplar cuánto tiempo dedican las personas diariamente a realizar cosas que "tienen que hacer". No me refiero aquí a las responsabilidades como pueden ser el trabajo o la familia, sino a aquellas obligaciones que asumimos innecesariamente por culpa de la vanidad y la ignorancia.
Tenemos que considerar qué acciones emprendemos con el objetivo de impresionar a los demás, así como hasta qué punto nos esforzamos para satisfacer impulsos o deseos que ni siquiera hemos cuestionado. Por ejemplo, muchas personas poderosas son esclavos de su reputación, dinero o sus relaciones personales.
Por ello, quisiera invitar a que los lectores hagan una lista de sus obligaciones y se pregunten: ¿Cuántas de estas obligaciones son autoimpuestas? ¿Realmente son necesarias? ¿Somos tan libres como creemos?
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