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viernes, 22 de marzo de 2024

DE LA DICTADURA A LA FALSA DEMOCRACIA.

PROGRESISMO¿DE QUÉ Y PARA  QUÉ?

Los nacidos entre los 40 y 60 son de toda la historia de la humanidad en España, unas generaciones que hemos vivido lo que ninguna otra hasta el momento. Hemos superado dificultades económicas, mucha necesidad, de no tener nada a escalar en derechos, libertades y bienestar como era imposible de predecir. Eso sí teníamos una familia larga, la mas larga de la historia. Teníamos vecindad, solidaridad, compromiso, superación y mucha alegría de comernos el mundo.

Pasamos de una dictadura a desenvolvernos con soltura en una novata democracia para todos. Pasamos de lo analógico a lo digital.

Pasamos de transmitir la información y el conocimiento principalmente a través de medios físicos como libros, periódicos y revistas -las comunicaciones eran limitadas, ¿recuerdan consultar las grandes enciclopedias, los diccionarios enormes?- a tenerlo todo en un ordenador, ahora en un aparatito móvil.

Pasamos de la radio a la televisión, de caminar a coger el volante, de golpes militares a la paz más longeva. De felicidad en felicidad. No todo tiempo pasado fue mejor, pero el nuestro sin duda ninguna.

Los niños jugaban en la calle, crecieron libres y ya cuando adolescentes supieron sacudirse de una educación religiosa y puritana donde todo era pecado. Ya antes de la Transición, finales de 60, explotamos y palpamos la libertad, ahí llegaron modas insuperables por donde veníamos, el minishort y la minifalda, los zapatos de tacón y las melenas para los hombres... Nadie se sentía insultado por cómo vestía y dejaba el pelo cada cual. Los guateques dejaron paso a discotecas repletas, aquellos bailes lentos, agarrados y a lo suelto -sin saber bailar nadie- eran insuperables. La juventud estallaba de ilusión y ganas de comerse el mundo. Los hombres y las mujeres se amaban, se gustaban y se divertían juntos sin miedos, recelos, sin misándricas y misoginias. Las feministas lograron la igualdad real ante las mismas oportunidades, universidad, por un trabajo y profesión. Nadie se sentía inferior o superior por su sexo. Éramos complementarios para todo.

Jamás ninguna generación vivirá aquellos tiempos ilusionantes y maravillosos. Así es que juntos hicimos de este país un Estado de Derecho y bienestar a la altura de los mejores. Sanidad, educación, derechos sociales, pensiones, reformas laborales, convenios colectivos... Todo funcionaba a cada paso del tiempo a mejor. Hasta llegar Zapatero, ahí empezó el retroceso, la confrontación, la división de la sociedad, entre sexos, entre partidos, entre comunidades, entre ideologías, entre identidades y tendencias... Luego se multiplicó con Podemos y las feministas de nuevo cuño, las que sin haber trabajado en su vida, exigen derechos e igualdad. Y luego lo remató Sánchez por su necesidad de pacto con Podemos y separatistas por su afán de poder. Este sujeto por su arribismo está poniendo en riesgo nuestra democracia. Incluso nos tragamos que un gobierno pueda sustentarse en fugados de la justicia, corruptos y delincuentes. Además de soportar que a cambio les dé impunidad total. Eso, en los años 80, ya puestos y convencidos a cimentar nuestra democracia, nosotros no lo hubiéramos permitido.

Parece que estamos en una guerra sin fin entre hombres y mujeres, malos y buenas, verdugos y víctimas, machistas y feministas... ¿La culpa? Nuestra, no supimos educar a nuestros hijos, les dimos demasiadas comodidades y facilidades, nos olvidamos de darles valores, inculcarles la cultura del esfuerzo, de la disciplina, del respeto, de la superación, del castigo... En fin, al final fallamos, al final los "baby boomers" la cagamos.

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