Una opa a la democracia
Las reformas impulsadas por el PSOE y ERC sobre la sedición y la malversación, sobre el CGPJ y el TC, revelan una transformación del Gobierno en un agente disolvente de la Constitución
Desde ayer, España se parece más a una democracia orgánica o a esas otras llamadas iliberales, a la manera húngara o polaca, que a una democracia europea, liberal y parlamentaria. Con la formalización de cuatro reformas legales basadas en la cesión a los socios del Gobierno, nuestro país queda sumido en una etapa sin precedentes de recortes democráticos y retroceso constitucional. Las reformas impulsadas de común acuerdo por el PSOE y ERC sobre la sedición y la malversación, sobre el CGPJ y el Tribunal Constitucional, revelan una transformación imparable del Gobierno en un agente disolvente de la Constitución de 1978. Son todo un catálogo de abusos jurídicos: se deroga la sedición para convertir ese delito en un mero desorden público; se manipula la malversación con el único objetivo de favorecer a separatistas y corruptos para ver anuladas sus penas de inhabilitación y concurrir a futuras elecciones; se altera la ley del CGPJ para forzarle a remodelar el TC en un máximo de ocho días, por mayoría simple y sin el quórum previsto hasta ahora, y se despoja al TC de su capacidad de avalar la idoneidad de nuevos candidatos. En resumen, se trata de toda una alteración unilateral de las reglas del juego, de una superación de preceptos constitucionales por la vía de los hechos consumados, y de una amenaza penal a los vocales del CGPJ para que obedezcan. No hay atisbo de legislar por el bien común, sino una estrategia de sometimiento del Estado de derecho promovida con un fórceps jurídico que golpea a la separación de poderes e instaura una etapa de 'desconstitucionalización' del país.
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