Putin recibe luz verde para enviar tropas al extranjero y hacerse con todo el Donbass
El Consejo de la Federación (cámara alta) dio permiso al presidente para realizar operaciones militares en otros países
El siguiente problema con el que se va a topar Ucrania, después de que Rusia reconociera el lunes la independencia de las repúblicas rebeldes de Donbass, va a ser la dimensión real de esos dos territorios, la extensión de sus fronteras, y, en consecuencia, el señalamiento como «ocupantes» de los soldados ucranianos allí desplegados. Ello va a tener graves consecuencias para las tropas de Kiev, cuyas unidades probablemente serán desalojadas por la fuerza de la zona.
Eso al menos es lo que dio a entender el martes el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, quien precisó a los periodistas que Rusia ha reconocido como estados a Donetsk y Lugansk «según las fronteras de ambas repúblicas cuando se proclamaron independientes en 2014».
Peskov, sin embargo, declinó responder cuando se le preguntó por dónde pasan esas fronteras.
El presidente ruso, Vladimir Putin, puntualizó después en rueda de prensa que «Rusia, habiendo reconocido estas repúblicas, reconoce también todos los documentos, incluida su constitución, donde se indican sus fronteras». Pero expresó el deseo de que las posibles disputas fronterizas «se resuelvan mediante negociaciones», algo que, para él, «es un imposible ahora mismo».
Debate sobre las fronteras
Más nítidamente aclaró la cuestión Leonid Kaláshnikov, jefe del comité parlamentario de la Duma (Cámara Baja del Parlamento ruso), que lleva los asuntos de la CEI, los países que formaron parte de la desaparecida Unión Soviética. El legislador dijo que la Cámara «ha reconocido a Donetsk y Lugansk dentro de las fronteras que tenían en la Ucrania Soviética», que son las mismas que las existentes en el país hasta abril de 2014, cuando se produjo el levantamiento separatista y estalló una guerra que causó más de 13.000 muertos.
Sin embargo, tras los acuerdos de paz de Minsk de febrero de 2015, los dos territorios quedaron reducidos con respecto al mapa anterior. La llamada 'línea de contacto', que separa el territorio del Donbass secesionista del resto de Ucrania y cuyo trazado constituye uno de los aspectos más importantes del aquel pacto propiciado con la mediación de Alemania, Francia y la OSCE, deja fuera de Donetsk y Lugansk tierras que se encuentran actualmente bajo el control de Kiev.
Recuperarlas, según Kaláshnikov, es cosa de las fuerzas separatistas, no del Ejército ruso, aunque, en cualquier caso, a juzgar por las intenciones que expresan los rebeldes, provocará evidentemente enfrentamientos armados y derramamiento de sangre. Su mano derecha, el diputado Alexánder Borodái, ha reconocido en declaraciones a la radio Eco de Moscú que «voluntarios rusos en Donbass están realizando actividades 'híbridas' de movilización y están listos para defender a la población rusa de Donetsk y Lugansk con las armas en la mano» como ya hicieron en Crimea y en el propio Donbass hace ocho años.
Según su opinión, la parte en poder de Kiev de ambos enclaves «debe ser liberada» y coincidiendo con el punto de vista de Kaláshnikov, su jefe en la Duma, considera que sus autoridades son las que «deben determinar sus fronteras». Estima además que Donbass debe terminar «formando parte de Rusia». Borodái fue primer ministro del gobierno separatista de Donetsk.
Enviar militares
Los diputados de la Duma ratificaron el martes los acuerdos de «amistad, cooperación y asistencia mutua» con las autoproclamadas repúblicas de Donetsk y Lugansk recogidos en el decreto recién firmado por el presidente Vladimir Putin y cuya principal componente es la militar. El acuerdo entre Rusia y las repúblicas autoproclamadas de Donbass contempla el despliegue de bases militares en sus territorios y el envío de efectivos y armas, explicó el martes el viceministro de Exteriores ruso, Andréi Rudenko.
El apartado tres del decreto presidencial dispone la firma de estos acuerdos de cooperación y asistencia mutua. El punto cuatro contempla el envío de «tropas de paz» mientras no se establezcan los contenidos concretos de la ayuda militar. También el martes las asambleas de los dos enclaves de Donbass ratificaron los mismos tratados de cooperación con Rusia.
Por su parte, el Consejo de la Federación (Cámara Alta) autorizó el martes a Putin a utilizar las Fuerzas Armadas rusas fuera del país. La presidenta del Senado, Valentina Matviyenko, subrayó que tales fuerzas «serán tropas de paz». En su comparecencia ante los periodistas del martes, Putin manifestó que «yo no dije que las tropas rusas entrarían en Donbass en un futuro próximo».
Explicó que lo harán «en función de cómo se desarrolle la situación sobre el terreno». Sostuvo también que «los acuerdos de Minsk ya no existen, hemos reconocido las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk». El jefe del Kremlin sugirió que ahora la mejor solución «sería que las autoridades actualmente en el poder en Kiev rehúsen por sí mismas a unirse a la OTAN, se mantengan neutrales y desmilitaricen el país». Todas estas premisas forman parte del nuevo ultimátum lanzado a Kiev por Moscú e ignorarlo amenaza seriamente a Ucrania con más guerra y pérdidas territoriales.
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