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jueves, 8 de septiembre de 2016

"AL FINAL LAS MÁS MACHITAS SON LAS MUJERES",ÚRSULA CORBERÓ

Úrsula Corberó se lanza a la cama en exclusiva para ICON. Lo único que lleva puesto son unas medias de Wolford.

Úrsula Corberó: “Al final, las más machistas son las mujeres”.


Muchos opinan que es la mujer más atractiva de España. Ella lo tiene tan asumido como que sus declaraciones se conviertan con frecuencia en un escándalo nacional.

El día de julio en el que Úrsula Corbero se enfrenta a esta entrevista se encuentra, asegura, ante sus primeras vacaciones completas en nueve años. O no. “La verdad es que el año pasado también tuve un mes”, explica como disculpándose por la vehemencia con la que un minuto antes había afirmado otra cosa. Y añade algo como justificación: “Llevaba nueve sin ellas y me supieron a poco. Esta vez, más que descansar, lo que necesito es desconectar, olvidar. Soy tremenda, imparable. Cuando mejor estoy, más me preocupo. Siempre creo que algo se me está escapando”.
Hay un patrón: tiende a contradecirse. Cuando se repasa la entrevista se percibe que si se formula la misma pregunta de diferentes formas, la respuesta suele ser distinta. Dependiendo del momento puede ser alguien que se preocupa mucho por el futuro o una persona a quien lo que venga le trae sin cuidado. De la misma forma en que tiene muy claro su camino profesional, pero tropieza con que a veces hay que coger lo que le ofrecen, un poco más tarde preferiría no tener la opción de elegir. Eso le causa estrés, porque es una persona muy ansiosa. O no. Depende.
Me dio bastante pena porque si esas declaraciones las llega a hacer un hombre no hubieran sido para tanto. De quien recibí más críticas fue de las mujeres. Y eso me dolió. Al final las más machistas son las mujeres

Tampoco es tan importante. Podría alcanzar tintes dramáticos en el caso de que se le preguntara si el cable que desactiva la bomba es el rojo o el azul, pero en el contexto de una entrevista a una actriz barcelonesa de 27 años, solo significa que es humana. Y ella es consciente de sus contradicciones. “La verdad es que como no puedes estar pendiente de cada cosa que dices yo prefiero vivir relajada y meter la pata de vez en cuando, contigo o con quien sea, a estar todo el día en tensión, que sería un sinvivir”, explica con resignada sinceridad.
La actriz se ha puesto una camisa de la colección masculina de Emporio Armani.



Se refiere también a la escandalera que causaron hace no tanto unas declaraciones suyas. Para el que no lo sepa, Úrsula Corberó entró en el imaginario popular en 2008 como parte del reparto de Física o química, un arrasador fenómeno televisivo generacional. Durante 71 episodios fue Ruth Gómez, una adolescente sexy e independiente de las que acaban cada frase con un "¿vale?".
Este enero se publicó una entrevista en la revista corporativa de AISGE –una especie de SGAE del cine de la que es asociada– en la que se incluía el siguiente entrecomillado. “Fueron cuatro años de mucha eclosión hormonal: diez jóvenes guapos, con trabajo, dinero y fama, imagínese. Los fines de semana alquilábamos una casa en Segovia y Javi Calvo se disfrazaba de botones y nos escribía historias de miedo. Luego follábamos todos con todos y nadie se enfadaba. Había mucha empatía”.
Aquí viene la parte cómica: durante cinco meses no pasó nada. Pero en mayo alguien descubrió esta frase y se armó esa versión contemporánea de los aquelarres que se denomina trending topic en Twitter’. “Yo me enteré dos días después de que empezara y mi nombre estaba todavía por todas partes. Era muy disparatado. Por la mañana: ‘La confesión sexual de Úrsula Corberó’; por la tarde el asunto se había convertido en: ‘Las orgías de Úrsula Corberó”.
Yo me enteré dos días después de que empezara y mi nombre estaba todavía por todas partes. Era muy disparatado. Por la mañana: ‘La confesión sexual de Úrsula Corberó’; por la tarde el asunto se había convertido en: ‘Las orgías de Úrsula Corberó'

Reconoce que es posible que dijera eso (“hay un momento en las entrevistas en el que te relajas y dices cosas que se las sueltas a tus colegas y no pasa nada, pero a un periodista…”), aunque asegura que no es lo que quería contar. “Me refería a que éramos jóvenes, teníamos 17 años, estábamos en la flor de la vida, y pasábamos todo el día juntos. Y que era más fácil que pasara algo entre nosotros que trabajábamos y hacíamos planes para los fines de semana que con alguien de fuera. Pero de ahí a que hacíamos orgías con Javier Calvo disfrazado de botones…”.
Como no se altera ni un segundo rememorando todo el alboroto y se ríe al recordarlo, uno diría que no tuvo importancia, hasta que, minutos después, decide añadir algo. “Me dio bastante pena porque si esas declaraciones las llega a hacer un hombre no hubieran sido para tanto. De quien recibí más críticas fue de las mujeres. Y eso me dolió. Al final las más machistas son las mujeres. Es impresionante. En vez de pensar: ‘Somos almas libres, cada uno que haga con su vida y con su sexualidad lo que quiera’, en cuanto pronuncias ‘follar’ ya es ‘¡guauuuu!’. Ojalá la gente follara más. Y, además, las que lo desmintieron fueron las mujeres. Los chicos de Física o química en ningún momento salieron a decir: ‘Eso no es así, eso no es verdad’. Pero las chicas tuvieron pudor de que alguien pensara que ellas follaban”.
Úrsula pasea por la casa con una camisa masculina de Emporio Armani.



El sexo vende y ella es consciente de que su atractivo es parte de su personaje. De que fuera de España fue durante un tiempo "la novia de Andrés Velencoso" (después de romper con el modelo, la actriz lleva ya algún tiempo con Chino Darín, el hijo actor de Ricardo Darín). “¡Eh! Un momento: Andrés fue novio mío”, matiza riéndose. Se mueve en la peligrosa liga de los objetos sexuales, carne de listas. Por ejemplo, según una encuesta realizada por una web de dating es “la mujer más sexy del verano 2016”. “Sí, me miran. No tanto como algunos creen. Soy pequeñita y paso desapercibida, pero pasa. Al principio me resultaba incómodo. Ahora, si te digo la verdad, la mayoría de las veces no me doy cuenta. Es mi gente la que me lo dice. Supongo que es una defensa psicológica”.
Pero abandona fácilmente el papel de bomba sexual. Mientras posaba era tan evidente que se convirtió en una de esas sesiones que se hacen a puerta cerrada, para crear una falsa sensación de intimidad. Como si no fueran a ser cientos de miles de personas las que vieran las fotos. El resultado está a la vista.
Sí, me miran. No tanto como algunos creen, soy pequeñita y paso desapercibida, pero pasa. Al principio me resultaba incómodo. Ahora la mayoría de las veces no me doy cuenta. Es mi gente la que me lo dice. Supongo que es una defensa psicológica

Pero cinco minutos después de terminar la sesión, la que aparece es una veinteañera atractiva, pero no llamativa, con una ligera cojera al andar. “Me pasó que soy una estúpida. Mira que soy cabra loca, bailonga y de taconazos, pues iba caminando a dos calles de mi casa y delante de un restaurante me torcí el tobillo y me rompí el quinto metatarsiano. El médico me recomendó reposo. La gente me decía: ‘Lo llevas bien’, pero la verdad es que estaba tan cansada y llevaba tanto tiempo sin pasar cinco días en casa que me vino hasta bien”.
Tanto agotamiento se debe a que era una de las protagonistas de la serie de Antena 3 La embajada. “Hemos estado rodando desde septiembre hasta junio. Fue intensito. Ha sido todo un viaje”, recuerda al respecto de otra serie en la que ha participado que no tendrá segunda temporada. “Ha sido así con los dos últimos proyectos que he hecho. Y es curioso: en muchos casos te enteras antes por Internet. Son cosas que nunca entenderé de este negocio”.
La actriz lleva sujetador deportivo Calvin Klein.



Y ahora toca descansar. Ni siquiera se quedó para la promoción de Mascotas (que se estrenó este verano), una película de animación en el que pone voz a uno de los personajes. “Me lo pide el cuerpo. Me he metido tralla”. Se lo puede permitir.
Está en ese momento en el que tiene más trabajo del que puede asumir. “No sucede mucho, pero sí, me pasa. Me gustaría trabajar con gente guay. Pero guay de aquí [se señala el pecho]. Me he dado cuenta de que es muy importante el feeling con el director. He tenido suerte a lo largo de mi carrera de haber conocido algunos maravillosos. Otros que por ahí tenían fama de maravillosos…”. ¿Algún nombre? Lo piensa, como si fuera a responder. Y de repente parece recordar que esto es una entrevista. Y se ríe. Y calla.
Úrsula. sobre la cama de una habitación en el Hotel Palace de Madrid, transformada en una bailarina sexy con un 'body' Wolford.


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