Solo una reducción drástica de las emisiones nos permitirá contener el aumento de temperatura en 2 grados centígrados sobre el nivel preindustrial para final de siglo, que es el nivel considerado «seguro» por los científicos. Esta es la principal conclusión del Panel Intergubernamental de Expertos del Cambio Climático (IPCC) que ha presentado en Berlín (Alemania) la tercera parte del quinto informe de Evaluación del IPCC -el anterior se publicó en 2007-, que recoge las aportaciones del Grupo de Trabajo II sobre mitigación del cambio climático.
Hasta ahora, y a pesar del creciente número de políticas para reducir el cambio climático, las emisiones globales de gases de efecto invernadero han aumentado a niveles sin precedentes y, además, se han acelerado. Así, entre 2000 y 2010 las emisiones crecieron más rápido que en cualquiera de las tres décadas precedentes, según se recoge en el Resumen para Políticos, de 33 páginas, del informe. Por tanto, es necesario dar pasos de gigante si queremos tomar ventaja de lo que el aumento de temperatura puede depararnos. «Las políticas climáticas en línea con la meta de los 2ºC deben apuntar a reducciones sustanciales de las emisiones», afirma Ottmar Edenhofer, copresidente del Grupo de trabajo III del IPCC. «Y la Ciencia nos está enviando un mensaje muy claro: si queremos evitar interferencias peligrosas en el sistema climático, tenemos que alejarnos de lo que llevamos haciendo hasta ahora», añade.
Los diferentes escenarios analizados en el informe muestran que para tener una oportunidad probable de limitar el incremento de la temperatura media global a los 2ºC -hay que tener en cuenta que desde 1880 ya se ha incrementado en 0,85ºC- la concentración de CO2 en la atmósfera debería rondar las 450 partes por millón (ppm) en 2100 (el valor actual está en 402). Para ello habría que reducir las emisiones entre un 40 y un 70 por ciento con respecto a 2010 a mediados de siglo, y a casi cero para final del siglo. Y estas reducciones «sustanciales» en las emisiones solo pueden lograrse a partir de cambios a gran escala en los sistemas energéticos y en el uso del suelo.
Transformación del sistema eléctrico
El informe detalla una dramática transformación del sistema eléctrico mundial, que supone acabar con siglos de supremacía del carbón, el petróleo y el gas. Es más, el informe propugna que a final de siglo estos combustibles fósiles deberían quedar desterrados a no ser que su uso fuera acompañado de técnicas de captura y almacenamiento de las emisiones de CO2 resultantes de su quema. En la situación actual, donde el carbón, el petróleo y el gas dominan el suministro energético, esto parece utópico, pero el informe es claro: o la energía limpia se triplica y pasa a dominar el suministro energético en 2050 o no seremos capaces de evitar un cambio climático catastrófico. Y es que los expertos del IPCC calculan que, sin esfuerzos adicionales para reducir las emisiones, el aumento de la temperatura media global a final de siglo se dispararía como valor medio más probable entre 3,7 y 4,8ºC sobre el nivel preindustrial.
En este momento, el nivel de emisiones estimadas para 2020 haciendo caso a las promesas que los países hicieron en la Cumbre del Clima de Cancún nos conduciría a un aumento de temperatura a final de siglo en torno a los 3ºC respecto a los niveles preindustriales. Y el IPCC avisa de que si los esfuerzos de reducción se retrasan hasta 2030 las probabilidades de mantenernos en el objetivo de los 2ºC disminuyen.
Ventana de oportunidad
Los escenarios que maneja el IPCC dan una especie de ventana de oportunidad para alcanzar el objetivo de los 2ºC, que estaría entre las 430 y 500 partes por millón de concentración de CO2 en la atmósfera. Lo deseable son 430-450, pero consideran que con una concentración de hasta 500 partes por millón sería más probable alcanzar el objetivo que no hacerlo, y para ello habría que reducir las emisiones un 25-45% con respecto a 2010 a mediados de siglo.
«Hay muchos caminos diferentes que conducen a un futuro dentro de los límites establecidos para la meta de los 2ºC», explica Edenhofer. «Pero todo esto requiere de inversiones sustanciales, por lo que evitar más retrasos puede limitar los costes de mitigación asociados». En este sentido, las estimaciones de los costes económicos de la mitigación varían ampliamente.
En un escenario en el que se continuara con medidas como hasta ahora, el consumo crece entre un 1,6 a 3 por ciento por año, por lo que una mitigación ambiciosa reduciría este crecimiento en alrededor de 0,06 puntos porcentuales al año. Esto es, tomar medidas para estabilizar el aumento de temperatura en 2ºC para 2100 implicaría pérdidas en el consumo global de un 1-4% en 2030 (nivel medio en 1,7%); del 2 al 6% en 2050 (media en 3,4%); y entre el 3 y el 11% (media en 4,8%) en 2100.
COMENTARIO:
EL PROBLEMA ESTÁ EN EL ALMACENAMIENTO
En occidente no será necesario mucha más inversión en renovables. Lo que hay que mejorar son los sistemas de almacenamiento de energía/electricidad y en esto hay señales muy prometedoras a corto y medio plazo.
Creo que antes de finales de siglo las emisiones de CO2 humana entrarán en equilibrio
En occidente no será necesario mucha más inversión en renovables. Lo que hay que mejorar son los sistemas de almacenamiento de energía/electricidad y en esto hay señales muy prometedoras a corto y medio plazo.
Creo que antes de finales de siglo las emisiones de CO2 humana entrarán en equilibrio
En occidente no será necesario mucha más inversión en renovables. Lo que hay que mejorar son los sistemas de almacenamiento de energía/electricidad y en esto hay señales muy prometedoras a corto y medio plazo.
Creo que antes de finales de siglo las emisiones de CO2 humana entrarán en equilibrio
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