Va por delante mi total repulsa hacia Netanyahu y mi deseo de que sea juzgado por un tribunal internacional como realmente se merece. Ahora bien. Los partidos de la izquierda, el socialismo en caída libre, los "tres pastorcillos políticos" de IU y la pediatra, estos últimos dirección a callejas sin salida, levantan todos ellos la voz una vez que aprecian que las protestas arrecian en cada una de las etapas de esta, por otra parte, anodina Vuelta a España.
Nuevamente el barbonismo y doña Gimena, junto al valioso Zapico, van a rebufo de los acontecimientos. ¿Qué significan sus sobreactuaciones? ¿Por qué no lo expusieron en la etapa uno? Improvisación y oportunismo tardío. Obviemos las derechas, tan perdidas que solo se encomiendan a la caída de la izquierda, pero sin liderazgo, sin programa creíble y con asesores desorientados e incapaces de un marketing apropiado.
Incitar a manifestarse no es muy apropiado de quien dice ser aficionado a la bicicleta y cuando un pelotón puede alcanzar más de 80 km/h. Una caída puede suponer una auténtica desgracia para los corredores y el público a ambos lados de la carretera. Personalmente entiendo las razones que llevan a la protesta ciudadana, pero cuando hay un riesgo con resultado incierto no creo que sea afortunada decisión. Por otra parte "echar" a todo un equipo, en plena competición, supone una indemnización millonaria que la pagaremos la ciudadanía, por las ocurrencias de unos políticos que pudieron haberse opuesto antes de que los deportistas corriesen un solo milímetro.
Comentando con mi amigo, precisamente miembro del pelotón, las ausencias de autoridades antes del inicio a La Farrapona, fue tan claro que me resulta apropiado dejarlo escrito: "El sentir del pelotón a las ausencias de políticos no nos va a quitar el ácido láctico de las piernas, y a veces sus actuaciones son tan ridículas que son dignos de lástima". En alguna ocasión hemos rodado juntos y estoy de acuerdo en lo primero y no tanto en lo segundo, pero él tiene más conocimiento dentro de los 184 ciclistas.
La dignidad de los políticos se diluye cuando buscan resultados que a todas luces son peyorativos. Sirva como ejemplo la Rusia de otro genocida. Cabe preguntarse por los motivos en no oponerse y no manifestarse, políticos tan reivindicativos, al suministro de gas de un comunismo que se hace más millonario cada día. ¿No es culpable de una invasión con miles de fallecidos? ¡Qué hipocresía! Ponerse dignos y no ser coherentes, cuando la ecuación de la equidad no es paritaria, resulta sospechoso y genera rechazo. Con todo, por supuesto que hay motivos para manifestarse ante hechos tan delictivos como la masacre en Gaza, pero siempre que se busque un equilibrio evitando cualquier posibilidad de daño en las personas, sean deportistas o no, y, naturalmente, este es mi criterio, que puede ser objetable.
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