Quiero manifestar con absoluta rotundidad mi repulsa hacia cualquier tipo de violencia, como la que tristemente está teniendo lugar en la localidad murciana de Torre Pacheco durante los últimos días. Estos actos son inaceptables y deben ser perseguidos con todo el peso de la ley.
Dicho esto, hago también un llamamiento a la cordura y al sentido común. No podemos, bajo ningún concepto, caer en la generalización ni fomentar el odio colectivo. La justicia debe actuar sobre los responsables directos del delito, y solo ellos deben asumir las consecuencias de sus actos. No es justo ni humano que paguen justos por pecadores. No se puede criminalizar a todos los inmigrantes cuando la inmensa mayoría que han venido a España lo han hecho para trabajar, labrarse un futuro mejor y se han adaptado a nuestras normas y costumbres.
No todos los ciudadanos de origen marroquí -ni de ninguna otra nacionalidad- deben cargar con la culpa de un delito que no han cometido. La convivencia, el respeto y la justicia deben ser siempre nuestras guías, incluso (y sobre todo) en los momentos más difíciles.
Tampoco se puede acusar al partido Vox de estar detrás de esta ola de violencia. No ha sido Santiago Abascal ni Vox quien ha agredido a ese pobre anciano de Torre Pacheco.
¿Qué política de inmigración tenemos en España? La respuesta es sencilla: ninguna.
Aquí no se trata de buscar culpables o responsables, pero, si los hay, y los hay, son los dirigentes del Partido Socialista, del Partido Popular y de los grupos nacionalistas que les han dado apoyo durante estos últimos 40 años.
La prensa subvencionada ya ha encontrado el chivo expiatorio para cebarse durante esta crisis: Vox.
Sigamos construyendo una sociedad justa y firme frente al delito, pero también sensata, unida y bien informada.
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