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domingo, 17 de agosto de 2025

LOS CULPABLES SON VDS ,GOBIERNOS.

 En este país, cuando se desata un incendio, las culpas suelen dirigirse a los pirómanos. Seguro que alguno habrá, pero casi nadie habla de las verdaderas causas: la despoblación de los pueblos, el abandono de prácticas tradicionales y una gestión forestal que, en nombre de la "protección" de fauna y flora, acaba dejando el monte convertido en una bomba de relojería.

Cuando llega un fuego grande arrasa con todo: destruye precisamente aquello que se pretendía proteger.

Antiguamente, el mejor cortafuegos eran el ganado y la limpieza de matorrales. Cabras, ovejas, vacas o yeguas mantenían el monte bajo control. Hoy, por proteger a lobos, osos o jabalíes, se limitan los incendios controlados y preventivos que siempre se hicieron. Así, cuando surge un fuego -por imprudencia, tormenta seca, accidente o mala fe- ya no hay forma de detenerlo.

Antes, la gente estaba obligada a limpiar, y la vida diaria en el campo evitaba que se formaran bosques densos y peligrosos. Ahora, con montes llenos de combustible, basta un día de calor extremo para que el desastre sea inevitable.

Si hay responsables claros, son los políticos y un ecologismo mal entendido. Se apuesta por proteger animales mientras se olvida a las personas: las nutrias y cormoranes acaban con truchas y salmones; los osos devoran frutos; los jabalíes destrozan cultivos. Y mientras tanto, más de 100.000 abortos al año, ancianos muriendo solos y ciudades donde hay más perros que niños. Hipocresía descarada.

Los incendios no se apagan en verano: se previenen durante todo el año con limpieza, pastoreo y potenciando la vida rural, no el turismo rural. Pero desde los despachos urbanos pretenden gestionar un campo que no conocen. Cualquier paisano podría explicarles cómo evitar que el monte arda.

Cuando la generación de mayores que aún vive y trabaja en los pueblos desaparezca, la situación irá a peor. Porque un país que protege más a los animales que a las personas es un país en descomposición.

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