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viernes, 15 de agosto de 2025

HAY QUE RESPETAR LOS DERECHOS DE LOS PENSIONISTAS.

 Recientemente, el economista Gonzalo Bernardos afirmó que "un pensionista se merece cobrar 12 años por lo que paga y, sin embargo, cobra durante 21,7". A simple vista, el dato parece demoledor. Pero, cuando hablamos de algo tan delicado como el sistema público de pensiones, hay que ir más allá del impacto mediático de una frase y entrar en el contexto, los matices y, sobre todo, los hechos.

Esto no es un ataque personal al Sr. Bernardos. Nadie pone en duda su formación ni su presencia habitual en los medios. Pero la validez de un argumento económico no depende del currículum de quien lo enuncia, sino de la precisión, la responsabilidad y el conocimiento del sistema del que se habla. El respeto intelectual no implica inmunidad frente a la crítica.

1. El sistema de pensiones no es una hucha personal

El error más básico de esa afirmación es presentar las pensiones como si fueran una cuenta de ahorro individual: lo que uno aporta frente a lo que cobra. Pero en España no funciona así. Tenemos un sistema de reparto, no de capitalización: los trabajadores activos financian las pensiones de los jubilados actuales. Y así sucesivamente, generación tras generación. Es un sistema basado en la solidaridad intergeneracional, no en cuentas individuales.

Hablar de "lo que uno se merece cobrar" según lo que ha pagado es ignorar -o querer ignorar- esta lógica colectiva.

2. El ejemplo de los "12 años" es una simplificación engañosa

Afirmar que un jubilado "consume" en 12 años lo que aportó ignora varios factores esenciales: las cotizaciones incluyen tanto al trabajador como a la empresa. En conjunto, se aporta cerca del 30% del salario bruto mensual.

Las pensiones no se calculan sobre el último sueldo, sino sobre la media de las bases de cotización de los últimos 25 años (desde 2025).

Muchas personas cotizan durante años y fallecen sin llegar a cobrar pensión. Otras cobran pensiones mínimas. Estos casos también sostienen el sistema.

Además, los pensionistas siguen pagando IRPF, IVA, IBI y otros impuestos. ¿Eso no cuenta a la hora de valorar su "deuda teórica" con el Estado?

3. El problema no son los pensionistas

¿Hay tensiones en el sistema? Por supuesto. Como en todos los países desarrollados. Pero no porque los jubilados "cobren demasiado", sino por razones estructurales como: el desempleo crónico y el desempleo juvenil. La precariedad laboral y los bajos salarios, que reducen las cotizaciones. La falta de diversificación en las fuentes de financiación del sistema.

Francia, por ejemplo, financia parte de su sistema con impuestos generales o gravámenes sobre rentas del capital. Aquí, en cambio, se señala al pensionista como si fuera el problema. Es lo más fácil. Pero también lo más injusto.

4. Los pensionistas no son una carga

Este tipo de narrativas fomentan un relato muy peligroso: el de que los jubilados son una carga para el sistema. Nada más lejos de la realidad. Los pensionistas: consumen, pagan impuestos y sostienen el mercado interno. Sostienen hogares multigeneracionales. Cuidan nietos, ayudan a hijos, contratan servicios, alquilan viviendas. Han contribuido con trabajo, esfuerzo e impuestos durante toda su vida.

Reducir su papel a un saldo negativo en una cuenta es miope desde lo económico y mezquino desde lo social.

5. Decir que "todo el mundo opina sin saber" es condescendiente

Frases como "de economía y fútbol todo el mundo opina" suenan más a elitismo que a voluntad de explicar. El sistema de pensiones afecta a toda la sociedad. No es patrimonio exclusivo de tecnócratas. Es legítimo -y necesario- que la ciudadanía lo entienda, lo debata y lo defienda. El silencio no es una virtud democrática.

Y si algo ha demostrado la historia económica es que no siempre los expertos tienen razón, ni las soluciones vienen solo desde arriba.

Conclusión: la afirmación de Bernardos no es falsa, pero sí incompleta, simplista y peligrosa. No se puede reducir el debate de las pensiones a un cálculo aislado, sin explicar el sistema en su conjunto: su lógica, sus principios de equidad y su función social.

Hablemos de sostenibilidad, sí. Hablemos de reformas, también. Pero con rigor, responsabilidad y contexto, no con titulares que enfrentan a generaciones ni con cálculos al vuelo. La sociedad no se construye oponiendo a jóvenes contra mayores, ni tratando las pensiones como un gasto indeseado, sino como un pilar del pacto social que ha garantizado estabilidad y dignidad durante décadas.

Si economistas tan mediáticos como el Sr. Bernardos tienen espacio en los medios, los ciudadanos también tenemos derecho a exigir análisis rigurosos, completos, y no simples frases diseñadas para impactar pero no para informar.

PD: Todo esto me lo explicó mi tío Facundo, que también es economista. Yo solo intento comprenderlo y argumentarlo a mi modo. Y no, no ataqué al Sr. Bernardos. Pero tampoco necesito que nadie lo defienda de mí. Lo que no necesitamos en este país es más corporativismo gremial que pretenda silenciar opiniones legítimas de ciudadanos que simplemente piden argumentos más sólidos cuando se habla de pensiones.

Este tema no se puede calcular con los dedos. Implica muchas reflexiones que ni usted ni Bernardos ponen sobre la mesa.

Largo, sí. Pero necesario.

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