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sábado, 2 de agosto de 2025

CAINISMO EN EL PSOE.

 Han pasado días del fallecimiento de Antonio Trevín Lombán y, salvo que algún medio omitiese presencias o no las hubiese leído, alguien no estuvo presente, ni en sede parlamentaria ni en la basílica de Llanes, para ofrecer condolencias presenciales a la familia.

Sólo dos pinceladas y una conclusión. Conocí, compartí y participé en aquel empeño liderado por Trevín en la 3ª vía. Una iniciativa política en medio de dos potencias, los villistas y los arecistas, que desplegaban todas sus fuerzas para hacerse con el mando de la FSA y en cada agrupación socialista. Un diputado, senador y demás cargos que nunca le faltaron desde que hay democracia en esta aún España llegó a comentar: "Lo importante es disponer de 'indios'. Sin ellos no hay relevancia", y, ciertamente, aquella iniciativa ilusionante e interesante fue aplastada por las barrenas del minero y por la flota del marino.

A Trevín le pusieron infinidad de chinas, tantas como conciliábulos y contubernios en los chupitos de la noche, para anularle en las elecciones del 28 de mayo de 1995. Y es que los mismos que le auparon a presidente (1993-1995), tras el torpe del ridículo Petromocho, fueron los mismos que le dejaron caer con la complicidad de la IU del "califa" Anguita. El resultado fue la Presidencia, curiosamente de la derecha, con Sergio Marqués. La desesperación de Trevín contrastaba con el regocijo de los villistas que lo urdieron porque no podían "fiarse" de un verso libre, de político con criterio, personalidad, opiniones razonadas y con ganas de continuar la labor hecha. Su intención era aumentar y fortalecer los potenciales de Asturias en complemento con el sector de la minería porque "hay algo más que carbón". Y esa visión de futuro era un temor para la moqueta de la oficina Hunosa.

Su rebeldía, siempre dentro del escenario del Partido Socialista, nunca fuera del rectángulo interno, era exquisitamente razonada con esa capacidad de visionario según las líneas y directrices políticas que optase el socialismo. Tal es así que, cuando comprendió quién estaba al frente de la calle Ferraz, su opinión no gustó al "yerno de la nuit", y la única salida fue abandonar el escaño parlamentario, lo que le honra como socialista, persona y fiabilidad, muy alejado de quienes están instaurados en el socialismo actual.

Su último acto, por todos conocido, fue la enmienda presentada en relación con una financiación "singular" de Cataluña. Enmienda reconocida por todos como excelente y con exposición razonada de las graves consecuencias para el Estado si se llega a su aplicación. Pero la "mansa" delegación de la FSA no podía llevar un borrón que les dejase señalados ante el "jefe" y ante el resto de las delegaciones territoriales. Así que Barbón y su mesnada se pusieron la loriga, movían las teclas del ordenador hasta llegar a un texto alternativo que evitase, para ellos, una bochornosa fotografía familiar. El epílogo es bien conocido. Trevín no asistió por razones obvias, su enfermedad le enmudeció un 23 de julio de 2025 y Barbón no sabe cómo salir de esta situación por más que exclame no aceptar singularidades.

Con estas pinceladas atraigo las reflexiones de su hermano, Miguel Trevín Lombán, en el acto de Santa Eulalia de Oscos a la que calificó como "[...] real [...] justa, necesaria por afecto, rigor y justicia [...], remarcando los actos institucionales como "algo teatrales" ¡Qué razón tienes, Miguel! Si ante tanto abrazo, emotividad, rostros compungidos a tanto plañir, Trevín pudiese haberse levantado y aplicar la regla mnemotécnica "Ahí hay un hombre que dice ¡ay!" las fotografías irían disminuyendo en proporción a la separación entre integridad y la doblez.

Ahora es cuando pregunto: ¿dónde estaba la representación del Gobierno con una buena persona, un compañero, un defensor de la verdadera socialdemocracia, político de raza y concordia? ¿Dónde los democráticos Patxi, Montero, Alegría, Óscar López, Bolaños, Óscar Puente...? Políticos que no llevarán, jamás, la corona con la que estaba laureado el currículum político de Trevín. ¿Dónde estaba alguno de los 57 miembros del séquito de la ejecutiva en Ferraz? Si lo analizo con un poco de socarronería, estarían vigilantes para no repetir aquello de "no sabíamos que tuviéramos tanto X en el partido".

La conclusión es patente. Barbón haría todo lo que estuviera en su mano para que algún representante del Gobierno u orgánico estuviera presente, pero va a resultar que en los audios de Koldo sea cierto que a Barbón se le considera con nulo peso político. Naturalmente Trevín era un díscolo para el bunkerizado esposo y "dueño" del Partido Sin Orden Establecido (PSOE). ¡Quien disiente la paga! Pero esto no es novedad. Todo comienza con las primarias, dentro del partido, que siempre manifesté que no generan más democracia, sino que el resultado genera crispación, más resentimiento y se van autoalimentándose con más bloques y menos reconciliación. Las primarias no garantizan las mejores opciones, ni los mejores candidatos/as. Si a esto unimos que los mediocres no permiten que nadie les quite su profesión en la política, la socialdemocracia española, repito, se instala, se instaló, en la mediocridad que anula el talento, elimina el pensamiento crítico y favorece los miedos a manifestar la verdad. ¡Ese miedo no caracterizaba a Antonio Trevín Lombán! ¡Gracias, Trevín!

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