Desde que se inventó la democracia en la antigua Grecia hace unos tres mil años, los poderes de los regímenes del mundo han pasado por dictaduras, autocracias y monarquías absolutistas y a menudo corruptas y son muy escasos hoy en día los estados que cumplen unos mínimos baremos de respeto de los valores sociales y de los derechos humanos.
En mis escritos anteriores hice mucho hincapié en que lo que nos están contando las radios, las televisiones, las redes sociales a veces no es verdad o es una verdad a medias y nos dirigen o llevan a donde les interesa.
Otras veces se comparten bulos sin enterarse de dónde proceden y, aunque yo siempre defenderé la libertad de expresión para todo el mundo, creo que se debería ser más prudente y contrastar lo que se escribe o se comparte.
Cuando yo era niño teníamos un periódico, "El Caso", que se recreaba con los crímenes que se producían en la España de la posguerra y allí aprendíamos cómo se envenenaba con arsénico, se mataba con un "foucín", se estrangulaba con una cuerda y se hacía un aborto con una infusión de ruda. A todos, para que no quedara ninguna duda, los detenía la pareja de la Guardia Civil.
Yo creo que lo hacían para darnos miedo y que ni se nos ocurriera repetirlo.
Al Lute lo convirtieron los periódicos, por robar un par de gallinas para comer, en un asesino sin escrúpulos y te decían que de noche lo habían visto rondando el pueblo y nos encerrábamos en casa con la "carabiya" puesta y las "pitas" recogidas en el "poleiro".
Después de ver, cuando tenía 10 años, una película llamada "El Clavo" en el cine Teatro Imperial de Vegadeo cuando me acosté soñé que me pasaba como al asesinado, que aparecía muerto con un clavo introducido en el cerebro y sin que nadie lo descubriera. El clavo lo habían sacado de las vigas del techo donde estaban los cáncamos de colgar los chorizos. La mente humana recrea cosas inverosímiles y en este caso una película en los primeros años sesenta tenía una influencia muy grande en la sociedad franquista.
Hoy en día Putin invade y quiere un trozo de Ucrania. Trump quiere Groenlandia, Canadá y el canal de Panamá, China quiere Taiwán, Israel quiere Palestina, Venezuela no sabe lo que quiere. En España queremos mas médicos y menos listas de espera. El mundo está muy mal, todos quieren cosas y lo peor son los voceros que los siguen y les aplauden unas políticas racistas (aunque ellos no son racistas), machistas (ellos no son machistas), xenófobos
(ellos tampoco lo son).
En una encuesta de esta semana, a un 25% de jóvenes de entre 18 y 25 años no les importaría que hubiera una dictadura en España y estarían contentos con deshacer todo lo que se ha tejido desde el inicio de la democracia en 1975.
Yo creo que si sucede una involución de ese estilo vamos a tener que pelear otra vez por un país con valores, democrático y donde los ladrones no persigan a la gente honrada. Sería el mundo al revés.
Yo ya no estoy para correr delante de los grises. Habrá que ir con el andador o en muletas.
De todas formas, allí estaré.
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