Para los que pertenecemos Muface (Mutualidad General de Funcionarios Civiles del Estado) corren tiempos de cierta inquietud y también de confusión.
Como es de dominio público, el concierto que debería haberse firmado entre Muface y las aseguradoras que prestan los servicios sanitarios no se firmó.
Ninguna empresa se presentó al concurso, por tanto quedó desierto. Según las empresas aseguradoras, pierden dinero con la asistencia sanitaria a los mutualistas, este sería el motivo de haber quedado desierto. Es evidente que todos los servicios, año a año, incrementan su precio.
Con esta situación de incertidumbre nos encontramos los mutualistas, que hace casi 50 años que recibimos la prestación de los servicios sanitarios de Muface. Cada uno a través de la aseguradora que en su momento estimó oportuno.
Además, cada año en el mes de enero existe la posibilidad de cambiar una aseguradora por otra, o bien dentro de Muface también existe la posibilidad de la Seguridad Social.
El hecho de permanecer tanto tiempo en la mutualidad confirma que estamos conformes con los servicios que recibimos.
El Gobierno se excusa diciendo que ha hecho un esfuerzo extraordinario al ofrecer una cuantía elevada. Nadie niega este hecho, pero esa cuantía es insuficiente para las empresas.
Si un mutualista le sale más barato al Estado, del orden de casi 500 euros, que una persona que recibe la prestación sanitaria de la Seguridad Social, ¿dónde radica el problema?
¿Es un problema ideológico de algunos? Malo sería que la ideología fuera el árbol que no nos permitiera ver el bosque.
Algún grupo que forma parte del Gobierno no se esconde para decirlo y se permite el lujo de opinar de lo que desconoce.
Sería conveniente un acuerdo de las partes: el Gobierno debería subir la oferta y las compañías deberían rebajar sus pretensiones. Con la posible subida de la oferta, el importe de gasto de un mutualista todavía seguiría siendo menor.
El sistema sanitario público y privado no tienen que ser antagónicos, tienen que ser complementarios, y si se puede elegir, mejor. Decir que defendemos la sanidad pública y luego ir a la sanidad privada es una realidad que está llena de ejemplos que no merece la pena citar.
Es necesario un acuerdo por el bien de todos, de lo contrario la sanidad, toda la sanidad, la pública y la privada, se va a resentir en este país.
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