El presidente del Gobierno del Principado, la delegada del Gobierno de Sánchez y la compaña obediente mienten con descaro, intencionadamente y sin vergüenza, una vez más, a los asturianos.
Me refiero al acuerdo de financiación para Cataluña entre el PSOE y ERC. Si lo conocen y tan bueno resultará para España, para Asturias, ¿por qué narices no lo hacen público? Si por el contrario, como se supone, no tienen ni idea sobre su contenido real: ¿por qué carajo lo defienden?, ¿solo por sumisión?, ¿por compartir la corrupción por el poder de su jefe, ya con tintes autócratas y superándose día a día?
El señor Barbón no para de vocear que para él los asturianos somos lo único importante. ¡Falso e hipócrita! Lo que le importa de verdad y exclusivamente es que su jefe siga en el poder, cueste lo que nos cueste, y de paso, le mantenga en su puesto, que tan incompetentemente desempeña.
A la señora Lastra qué le voy a decir, ya lo dice ella todo y se define sobradamente: esclava y sierva de Sánchez. Sin opinión ni voz propia para nada, solo para decir amén a lo que le dicen que diga.
No creo que ninguno sea amigo del enamorado y hermanísimo, no los tiene. Para ese tipo los amigos son algo de usar y tirar; si hoy me sirven, ahí les tengo; si mañana ya no me valen, les tiro a la basura. Lo estamos viendo en su trayectoria y los que no se dan cuenta, como estos dos, es que ni ven ni oyen.
Barbón, en lugar de ir a Madrid, a dar la cara ante Sánchez en el comité federal del pasado sábado, y reclamarle una explicación sobre el pacto, prefirió andar de romería en sesión continua por los Oscos. ¡Cobarde, pecador de la pradera, fistro!, que diría el añorado Chiquito de la Calzada.
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