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martes, 23 de enero de 2024

EL CAMINO SIN RETROCESO.

 HACIA DIOS.....

Un día cayó en nuestras manos un libro con ese título ("El arte de morir"). Silvino me preguntaba si aquel era el ideal soñado de algunos, o si se trataba de una última despedida humana y digna; o de una muerte sin dolor, feliz; o de un morir en paz.

Bien sabemos que el dolor y la muerte constituyen el mayor enigma para nosotros. Una cruz sobre la caja mortuoria preside también la religiosa ceremonia exequial. Y si nos fijamos en esa cruz de Cristo, bien podemos pensar también en los miles y miles con él crucificados: las víctimas inocentes en el Oriente, los enfermos incurables, los abandonados, desahuciados, atormentados y desesperados, los olvidados e ignorados. Hay momentos en los que vemos que no podemos quedarnos mudos. Por algo muchos entierros terminan siendo silencio y oración. Pero no todo es miedo y desesperación. ¿Qué decir de aquellos que han muerto con la esperanza de una vida eterna, que han muerto en paz y armonía con los suyos?

La semana pasada dimos sepultura cristiana en Cadavedo al cadáver de nuestro amigo Silvino (Mino Villamoros). Llevaba años con nosotros en la Residencia Teresa Jornet, viviendo y transmitiendo confianza. Desde su silencio parecía entender y aprobar nuestro vivir. Y en los últimos tiempos su caminar seguro parecía estar recorriendo un camino no ya hacia el pasado, sino hacia dentro. Pero no había nada tras él. Todo estaba iluminado y todo era evidente. Hasta la muerte llegó a ser para él claridad. Conocerle fue una inolvidable experiencia. Hasta adivinaba un cielo, no solo de éxtasis y contemplación, sino como banquete interminable, con vino nuevo de la mejor fiesta, donde iba a reinar la alegría interminable de una Regalina.

Ayer en Cadavedo susurraba la paz serena y alargada de su paisaje; nos acallaba la límpida belleza del pueblo, de su iglesia y de su cementerio. Fue una despedida que va a ser muy larga. Pero habrá que decir muchas cosas más: este nuestro Occidente bien merece un asiento más cercano en nuestra festiva mesa comunitaria.

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