¿Quién gana (y quién pierde) con la caída del Gobierno de Draghi?
La crisis en Italia se ha provocado de una forma alocada y temeraria, en una función con tintes de tragedia y farsa política y con un populismo rampante. Analizamos las consecuencias
La clase política contra el técnico Draghi
Draghi es considerado como un técnico y no ha sido bien visto por buena parte de la clase política italiana, en particular los populistas. Para entender cómo es posible que los populistas hayan echado a Draghi conviene, tras una semana de enorme tensión política, recordar un precedente: la enorme confusión que se vivió a finales del pasado enero. Entonces, los partidos políticos no se pusieron de acuerdo en un candidato para suceder al presidente de la República, cuando el predestinado parecía Mario Draghi. Al final tuvieron que reelegir nuevamente a Mattarella, quien había dicho por activa y por pasiva que él deseaba marcharse a su casa. En esa crisis se demostró una gran hipocresía en la clase política: Muchos parlamentarios decían que estaban con Draghi y a la hora de la verdad lo rechazaron, por considerarlo un 'técnico' con una personalidad demasiado fuerte como para tener que soportarlo durante siete años en el Palacio del Quirinal. Lo eliminaron con la justificación de que era mejor que estuviera en el Palacio Chigi, para afrontar la crisis económica y la pandemia. Pero desde entonces, sobre todo en los últimos meses los partidos populistas que no soportan al 'técnico' Draghi, aunque ha demostrado ser también un fino político, han hecho todo lo posible por echarlo.
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