Hace más de 50 años, haciendo la mili, participé en labores de extinción de un incendio en León; pero entonces el Ejército no era profesional. Ahora tenemos la UME, con profesionales para las calamidades de este tipo y de otros. Pero estando la UME desbordada (al igual que los medios autonómicos y locales), con los vecinos perdiendo sus casas y medios de vida... ¿Por qué el Gobierno no envía al Ejército a colaborar? Desde luego es una pregunta retórica. Llevamos años en los que el Gobierno no se preocupa de gobernar inteligentemente (procurándose el bien propio de mantenerse en el poder y el bien general del bienestar de todos los ciudadanos), sino que solo se preocupa de gobernar malévolamente (procurando mantenerse en el poder aunque aparezca malestar general para los ciudadanos). Alguno dirá que esta es una opinión subjetiva, pero... ¿No es cierto que llevamos cuatro años prorrogando los Presupuestos Generales del Estado? ¿No es cierto que los Presupuestos Generales del Estado tienen carácter anual e incluyen la totalidad de los gastos e ingresos del sector público estatal? La política debe encargarse de prevenir para evitar malestar a los ciudadanos, haciendo lo mejor que sabe hacer por ellos, y que no sea precisamente desinformación y manipulación. Porque si es así y los ciudadanos le siguen eligiendo, será la prueba de su maldad, porque «para que la maldad triunfe solo se necesita que las personas buenas no hagan nada». Entonces la verdad del cambio climático las alcanza, y las hace reflexionar sobre cómo han sido engañadas al no plantearse el Gobierno prevenir dicha verdad y sus consecuencias.
No voy a detallar las causas ya publicadas sobre por qué arde España. Solo incidir en que en la respuesta al cambio climático no es prioritaria la descarbonización puesto que quizá la industria desarrolle algún proceso que utilice dióxido de carbono como materia prima para obtener otros compuestos; sino que lo prioritario es establecer políticas de prevención de los desastres naturales: sequías, aguaceros, incendios forestales, avalanchas de agua, y las desgracias personales que inciden en la vida de las personas. Cuando la dana de Valencia se buscaron culpables y no causas para paliar las consecuencias y prevenirlas: en esa desidia está la culpabilidad (aquel desastre fue una avalancha de agua sobre zonas en las que no había llovido). Ahora solo incidiré en otro hecho: hace más de 65 años, hojeando un libro de mi padre sobre el futuro, vi un mapa de España y me detuve. En él se remarcaban dos zonas de futura desertificación en España; esas zonas eran la zona de Orense-Zamora y la zona de Castellón-Teruel. El libro explicaba cómo grandes incendios matan la masa forestal destruyendo las raíces que sujetan la tierra, lluvias torrenciales sobrevenidas arrastrarán la tierra y dejarán un suelo pelado de roca y piedra, las gentes no podrán vivir allí y abandonarán el campo dejándolo desierto. El cambio climático provocará incendios y lluvias torrenciales, vivir del campo se hará complicado y las gentes lo abandonarán. Estimo que no existe política estatal, ni de la UE, que esté por la prevención real de los desastres; es más, si se consulta a las expertas gentes del medio rural te explicarán que leyes establecidas anteriormente son las que están perjudicando y vaciando el medio rural.
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