domingo, 30 de octubre de 2022

VIVIR EN LA MENTIRA. por José Ángel Miyares Valle.

 


NO SE PUEDE VIVIR EN LA MENTIRA.

La gente siente mucha desafección política porque todos mienten  con descaro, unos más que otros naturalmente, pero es así y la gente se ha dado cuenta , como esto es evidente  empiezan a decir que los políticos son todos iguales ,unos farsantes , así una democracia no pude denominarse como tal, donde todo es mentira o la mayoría de las cosas , por otro lado el poder de la información independiente ha desaparecido en el pesebre de su amo y cuando un sistema esta corrompido solo queda la revolución, pero esta tiene que ser una revolución de fuerza y eso es muy doloroso para la gente  que soporta tal descomposición social, no se puede seguir así por mucho tiempo, el gobierno miente, la oposición miente, los palmeros mienten ¿a quién hacer caso? mienten los médicos, la OMS, la OTAN, China, Rusia etc.  todos mienten, vivimos en una mentira constante, atrás quedan el lavado de verduras para no coger el coronavirus, el descalzarse al entrar en casa, la inclaustración en las habitaciones de los enfermos, la entrega de acomida la puerta como apestados y por último los gurús de la sanidad asegurando suposiciones sobre le enfermedad con total desconocimiento como seguras. todo aquello de las llaves del virus en las cerraduras de las moléculas en cuerpo humano. ¿Por qué se habla como cierto sobre lo desconocido? todo el mundo a vacunarse como salvación única y ahora se descubre que la vacuna lleva dentro de su composición el mantenimiento de la enfermedad y muchas secuelas añadidas persistentes que llevan al más débil a morir tras sufrimientos y gasto farmacéuticos que favorecen a los mismos creadores las vacunas,  cuanto más se vacunaban más contagios aparecían y luego les echaban  la culpa a los rebeldes que no aceptaban la vacuna tratándolos de asesinos insolidarios ¿ a quién pedimos responsabilidades? ¿a Fuente Ovejuna, todos a una? así concluimos que esta sociedad es un mentira constante y muy insolidaria con el móvil tenemos bastan para nuestro mundo de ombligo pero cada día somos más infelices, vulnerables y más ovejas.

José Ángel Miyares Valle.

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