La colada alcanza el mar en Playa Nueva, la misma zona donde lo hizo el volcán de San Juan en 1949
Diez días después de la erupción, el Cumbre Vieja llega al océano dejando tras de sí centenares de hectáreas arrasadas y miles de evacuados
El volcán de Cumbre Vieja, propuesto como Tajogaite, ya ha llegado al mar. El esperado encuentro de la lava y el océano se dio en la noche de ayer martes tras nueve días de erupción. La colada ha encontrado su contacto con el mar en Playa Nueva, la misma zona donde lo hizo el volcán de San Juan en 1949, sin tener que lamentar víctimas y daños solo de tipo material.
No ocurrió lo mismo con el volcán Teneguía, que entró en erupción el 26 de octubre de 1971 y por 24 días, que si bien fue más benévolo en su camino a la costa, no tuvo la misma compasión con Juan Acosta, una vida que se cobró esta erupción que dentro de unos días cumplirá 50 años.
Fue precisamente el momento en el que la lava del Teneguía se unió al mar cuando Juan Acosta firmó el peor de los desenlaces. Tenía 37 años y era vecino de Fuencaliente. Murió tras ese fatídico reencuentro del volcán con el Atlántico, a las 15.30 horas de la tarde del día de su cumpleaños y a causa del envenenamiento de los gases tóxicos que produjo el choque térmico entre el magma y el agua.
Juan Acosta salió a pescar «en percheles» con su cuñado a dos kilómetros de las corrientes de lava que ya se adentraban en el Océano. Los gases tóxicos lo marearon y quedó inconsciente y aunque su cuñado, junto con otros vecinos, logró llevarle al hospital de los Llanos de Aridane, ya llegó sin vida.
Dos millones de metros cuadrados
Juan Acosta murió de envenenamiento durante el proceso que hizo que la isla creciera dos millones de metros cuadrados, y dejó con su fallecimiento a su esposa embarazada y cinco hijos, el mayor de ellos tenía 11 años en 1971.
No fue el único. Más desapercibida pasó la muerte de Francisco José Felipe, un fotógrafo que acudió al lugar de la erupción del volcán Teneguía y falleció intoxicado unas semanas después.
La experiencia del volcán Tagoro en El Hierro, hace apenas 10 años, supone un precedente fiable de qué pasará con el mar que ha recibido la colada, su vida marina y su afectación en el corto y medio plazo. La vida marina desapareció de la zona días antes, mientras que la flora y la riqueza de sus suelos quedaron totalmente destruidos con la llegada de la lava.
El destructivo choque entre la colada y el Atlántico dejó la zona anegada y provocó cambios en el fondo marino, La lava arrasó con toda la vida que no pudo huir, pero solo en el corto plazo, ya que la vida nació de sus propias cenizas meses después, explotando en un nuevo universo de flora y fauna enriquecida por los minerales y nuevos nutrientes que recibió la zona de La Restinga.
Se estima que pase lo mismo con la zona de Tazacorte, con una destrucción completa por acidificación del agua, eliminación del ph, toxicidad en el agua y aumento de la temperatura, para una recuperación del medio marino relativamente rápida. Previsiblemente se creará una isla baja en la zona de El Guirre, y un entorno marino nuevo y rico con el paso del tiempo.
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