jueves, 1 de julio de 2021

XI JUMPING AMENAZA AL MUNDOO CON UNA GRAN MURALLA DE ACERO FORMADA POR 1.400 MILLONES DE CHINOS.

 Xi Jinping amenaza al mundo con «una Gran Muralla de acero formada por 1.400 millones de chinos»

China festeja su auge y apunta hacia la primacía global durante la histórica celebración del centenario del Partido Comunista.

Amanece sobre Tiananmen. El suelo sigue mojado tras la tormenta de ayer noche y las alfombras empapadas gimen con las pisadas de 70.000 personas que el nuevo día trae a la plaza. Hoy es 1 de julio de 2021, el Partido Comunista Chino (PCCh) cumple un siglo de vida. Un pueblo henchido de orgullo nacionalista, convencido de que el porvenir le pertenece, acude a su cita con la historia.

Durante los ensayos, la banda militar salta del himno chino a ‘La Internacional’, melodías que representan dos entidades, Estado y Partido, amalgamadas en una sola. Sus banderas rojas casi indistinguibles –cinco estrellas una, hoz y martillo la otra– ondean por doquier convertidas en el adorno primordial de esta coreografía ensayada al milímetro, manifestación de la fuerza estética del totalitarismo. En los asientos centrales un grupo de estudiantes mascullan el texto que pronto interpretarán. «Queremos demostrar que China es un país bueno y hermoso», explica una de las participantes.

«Queremos demostrar que China es un país bueno y hermoso»

Todos los asistentes se ponen de pie al unísono para saludar la aparición de Xi Jinping en lo alto de la puerta de Tiananmen, rodeado de otros mandatarios históricos. Solo él viste la tradicional indumentaria gris –conocida en China como traje de Sun Yat-sen, padre de la República–, idéntica a la que porta Mao Zedong en el colosal retrato a sus pies. Una salva de un centenar de disparos, uno por cada año transcurrido desde la fundación del PCCh, quiebra el silencio. La revolución, que empezó con un encuentro clandestino de 15 hombres, es festejada un siglo después desde el corazón de Pekín.

Una formación de helicópteros traza un cien entre las nubes. Acto seguido, varios cazas dibujan un 71, edad de la República Popular. Estos quince aviones de combate son sendos J-20, el modelo chino más avanzado. Nunca antes un escuadrón tan numeroso habría surcado los cielos, confirmación de que el modelo ya ha comenzado a producirse en masa y reflejo del auge militar chino.

Silencio, habla Xi

Justo antes de que el secretario general tome la palabra, el silencio se vuelve sepulcral. Durante un instante puede oírse el canto de los pájaros que revolotean sobre la multitud muda e incluso el susurro de las hélices del dron que graba la escena. Xi saluda por fin, dirigiéndose a los presentes como «camaradas, amigos». El punto de partida de su intervención es la historia reciente, desde el «siglo de humillación nacional» hasta la actual lucha por la primacía, evolución que constituye la primera fuente de legitimidad para el régimen. Apenas unos minutos antes las grandes pantallas mostraban, entre otras imágenes, famosos monumentos chinos arrasados décadas atrás por fuerzas invasoras occidentales.

El presidente chino, Xi Jinping, saluda al primer ministro Li Keqiang y al ex presidente Hu Jintao
El presidente chino, Xi Jinping, saluda al primer ministro Li Keqiang y al ex presidente Hu Jintao - Reuters

«El éxito de China depende del liderazgo del Partido. Este es el factor clave en el socialismo con características chinas. Es la sangre de este país, de él depende el bienestar de todo el pueblo. Por eso hay que mantener y reforzar su posición». «Nuestro éxito se debe a que el marxismo funciona», ha continuado. «Tenemos que seguir por nuestro propio camino, esa es la conclusión histórica que el Partido alcanzó tras los desastres del siglo anterior».

«Convertir a China en un gran país socialista moderno en todos los sentidos»

Xi también ha aprovechado la ocasión para proclamar que el gigante asiático ha alcanzado el propósito gubernamental de transformarse en «una sociedad moderadamente próspera en todos los aspectos», posta intermedia en su estrategia a largo plazo. «Esto significa que hemos logrado una resolución histórica al problema de la pobreza absoluta y ahora marchamos con paso seguro hacia el objetivo, correspondiente al segundo centenario, de convertir a China en un gran país socialista moderno en todos los sentidos», ha añadido.

Dos advertencias

Dos advertencias del líder chino han despertado aplausos enardecidos. «El pueblo chino nunca ha abusado de otros países; ni en el pasado, ni ahora, ni en el futuro. Del mismo modo, el pueblo chino nunca permitirá que fuerzas extranjeras abusen de nosotros. Quien albergue esas ilusiones se golpeará y derramará su sangre contra la Gran Muralla de acero formada por 1.400 millones de chinos», ha sentenciado, mensaje ante el que la multitud ha irrumpido con vítores exaltados.

Dicha proclama es representativa del tono cada vez más firme adoptado por China frente a la comunidad internacional desde la llegada al poder de Xi, dinámica que ha generado tensiones y desencuentros. Buena muestra de ello es que la mayoría de países europeos han renunciado a asistir a los actos celebrados esta semana con motivo del centenario, según ha podido saber ABC a través de fuentes diplomáticas. La oficina del Alto Representante de la UE para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, ha rechazado hacer comentarios al respecto a consulta de este periódico.

La segunda ovación ha seguido a la promesa de reunificar Taiwán, a la que el gobierno chino considera una provincia rebelde. «Resolver la cuestión de Taiwán y completar la reunificación de la patria es una tarea ineludible para el PCCh y la aspiración común de todo el pueblo chino». «Nadie debería minusvalorar nuestra determinación y poder a la hora de defender la soberanía nacional y la integridad territorial», ha rematado Xi.

Tras un amago, la lluvia ha acabado por respetar el discurso del mandatario, concluido con dos exclamaciones. «¡Larga vida al gran y glorioso Partido Comunista Chino! ¡Larga vida al gran y heroico pueblo chino!». Cuestionado por su opinión al respecto, un joven asistente resumía sus sentimientos en una sola palabra: «Confianza». Un nuevo siglo en la historia del Partido Comunista Chino ha comenzado esta mañana.

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