basta ya, a ver si se enteran....
NO SE QUIEREN ENTERAR.
Personas normales son las que madrugan para trabajar... Las que, a cuestas con el tupper individual, comen sentadas en los bancos del paseo, como hace cincuenta años... Las que a las siete de la tarde están cansadas, hasta para soñar... Las que, llegada la noche, cierran los ojos para mejor dilucidar cómo llegar a fin de mes... Las que temen el futuro por la inseguridad laboral... Las que lloran de noche porque casi no conocen a sus hijos...
A todas esas personas, señores ministrables del PSOE, de Podemos, del PP, de Ciudadanos, de Vox..., a todas ellas les importan un carajo los asientos con poder, las trescientas propuestas de "corta y pega", los discursos cansinos, sin sentimientos, de academia de oposición...
Todo importa un comino cuando no se vislumbra futuro... cuando se ve cómo los medios de comunicación viven meses y meses con la misma redacción, sonriendo, con sorna para no aburrir a los oyentes al tiempo que sus beneficios no bajen...
Todo, a las personas normales, les es indiferente porque la macroeconomía, sistema para vivir engañando al pobre, humilde y trabajador... se utiliza como regla de oro, olvidando que la cocina tradicional, la de nuestras abuelas, así como la fragua de fuego y humo de nuestros abuelos son las que dieron de comer a las actuales generaciones y después les abrieron las puertas de la cultura...
Si las "plantadas" fueran realidad, primero en el seno de los partidos y después en los salones de poder, Congreso y Senado... entonces:
La sociedad cambiaría, el AVE funcionaría en las administraciones, la justicia caminaría por autovías independientes...
La convivencia social y el respeto a sus normas serían sagrados y su ruptura o abuso no se castigaría con cárceles hoteleras sino con habitáculos al gusto del consumidor: islas... islas con agua, árboles, paisajes salvajes... ¡Qué bonito! Todos ellos podrían vivir como deseaban, abusar del vecino, fumarse un puro, construir una nueva vida, la suya.
No volverían a ser una carga para la sociedad y, como dicen las Escrituras: "Te ganarás el pan con el sudor de tu frente, hasta que vuelvas a la misma tierra de la cual fuiste sacado. Porque polvo eres y al polvo volverás"
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