domingo, 21 de octubre de 2018

VOX SE LANZA A POR LOS BARRIOS DEL SUR DE MADRID.

Vox Madrid

Afiliados y voluntarios de Vox conversan con vecinos del distrito madrileño de Usera, en la plaza de Julián

Vox se lanza a por los barrios del sur de Madrid.


Antes de Vistalegre, el partido de extrema derecha llevaba tiempo recorriendo la capital y enviando mensajes en redes a moteros, policías o antichavistas.

Vox comenzó su andadura montando mesas informativas a las puertas de las iglesias de distritos pudientes madrileños. Cinco años después, el partido de extrema derecha ha descubierto un nuevo territorio más prometedor en el sur de la capital, según sus dirigentes. Buscan convencer a votantes como Juan Manuel Fuentes, un montador de troqueles del distrito de Usera de 43 años que nunca ha votado, pero que dice sentirse motivado por primera vez: “Los he visto en televisión y me he animado un poco”.
La estrategia comenzó un año y medio antes del multitudinario mitin de hace dos semanas en el pabellón de deportes de Vistalegre, su mayor exhibición de fuerza. El partido había reforzado su presencia en distritos obreros como Usera, Carabanchel o Vallecas: congregaron pequeños mítines y reuniones en interiores o al aire libre, se unieron a manifestaciones de plataformas vecinales por la educación o contra la suciedad y reclutaron voluntarios a los que les dieron la función de "coordinadores de distrito".
"Es en el mundo del polígono donde más está calando nuestro mensaje", dice la presidenta de Vox en Madrid, Rocío Monasterio. "El currito de todos los días ve cómo el discurso de Vox es coherente con su realidad”, añade.
El partido se ha convertido en una presencia común en plazas y calles transitadas de barrio, donde instalan tenderetes en los que recogen firmas y regalan globos verdes con su logo. Este fin de semana, en la plaza Julián Marías, en el corazón de Usera (cerca de 135.000 habitantes), despertaron el interés de decenas de vecinos.
En una hora y media voluntarios de Vox recogieron 58 firmas pidiendo la dimisión de la concejal del distrito, Rommy Arce, de Ganemos, el sector anticapitalista del gobernante Ahora Madrid. La acusan de ser responsable de la “falta de seguridad y limpieza”. Al menos un par de transeúntes les increparon. “Fuera de aquí”, gritó al pasar un hombre de mediana edad.
Una portavoz de Arce explica que Vox está instrumentalizando demandas vecinales para generar violencia y racismo contra los muchos inmigrantes que se han instalado en Usera. Apuntan que la policía indicó en el último Consejo de Seguridad del distrito que no se ha producido un repunte de la delincuencia. 

"La España de las comidas de obra"

Con esta nueva estrategia, el partido creado por antiguos dirigentes del Partido Popular sigue el mismo camino que otros grupos de extrema derecha europeos o que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que se han nutrido de voto obrero.
Como Vox, son acusados de sembrar el miedo sobre los inmigrantes y de expandir un discurso chovinista. En España algunas encuestas predicen que Vox se convertirá en el quinto partido estatal más votado, superando por primera vez el 3% de voto, lo que ha suscitado preocupación por la radicalización del electorado.
Los dirigentes de Vox rechazan la etiqueta de extrema derecha y alegan que son un partido que trasciende la división tradicional entre izquierda y derecha. También niegan que su obsesión contra los islamistas radicales equivalga a islamofobia.
Aunque en las elecciones generales de 2016 Vox apenas obtuvo votos en el sur de Madrid, el partido dice contar con evidencias del cambio. Según sus datos, su número de afiliados en la Comunidad se dobló entre 2017 y septiembre de este año, pasando de 1.422 a 3.016. Aseguran que entre las zonas de más crecimiento se encuentran los distritos de Arganzuela y Usera en la capital y ciudades del sur del extrarradio como Leganés o Getafe.
El barómetro de septiembre del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), que da por primera vez una estimación de voto para Vox (del 1,4%) es un reflejo de la diversidad de su nuevo electorado. De un total de 12 categorías socioeconómicas, los grupos que suponen más peso dentro del electorado de Vox son los obreros, los empleados de oficinas y servicios y los técnicos y grados medios.
“Nos hemos dado cuenta de que es más fácil crecer entre las clases humildes que en el barrio de Salamanca", dicen fuentes de la dirección nacional, que indican abiertamente que van a por el voto natural de Podemos.
El partido de izquierdas cree que ese trasvase no se ha producido aún, pero es consciente de la amenaza. “Puede pasar, pero de momento no nos fustiguemos más de lo necesario”, afirmó el líder regional de Podemos, Íñigo Errejón, tras el mitin de Villaverde, al que se estima acudieron más de 9.000 simpatizantes de Vox. “Lo que había el otro día eran más bien familias de ir a misa en Mercedes”.
Ruth Ugena, vecina de Usera que se siente defraudada con el PP.
Ruth Ugena, vecina de Usera que se siente defraudada con el PP.
A juzgar por el perfil de quienes se acercaban a la mesa informativa de Usera serían el Partido Popular o Ciudadanos los partidos que más tienen que temer. Muchos eran asalariados, autónomos o pensionistas defraudados con esos dos partidos de derecha. “Vox son los únicos que realmente se preocupan por los españoles”, afirma Ruth Ugena, vecina de 43 años que ha votado toda su vida al PP.
El plan de expansión del partido se ha apuntalado con el nombramiento de 21 coordinadores de voluntarios en la ciudad de Madrid, uno en cada distrito, y otros 100 en las ciudades del extrarradio y pueblos de la región, según Monasterio.
La presidenta de la formación dice que la estrategia de búsqueda de voto en los barrios va a ser reproducida en otras ciudades de España. “Nos preocupa estar en la España real. Detectar los problemas de los barrios y hablar con las asociaciones de vecinos”, afirma. Monasterio es una arquitecta de 44 años criada en Alcobendas que dice estar en contacto frecuente con los trabajadores de las obras que dirige. “Esa España que yo veo en mis comidas de obra es a la que la mayoría de políticos no está dando respuesta”.
Para llegar a las clases populares a Vox también le es útil su estrategia de redes. En Facebook o Instagram, Vox ha enviado mensajes a colectivos predispuestos a aceptar su mensaje. Son grupos tan diversos como moteros, policías, aficionados a los toros o antichavistas venezolanos o cubanos.
Gracias a los servicios de publicidad de pago en estas redes, el partido llega a quienes más les interesa. Facebook permite que el anunciante elija su público objetivo en función de edad, educación, intereses o ubicación. El anunciante puede elegir una calle en el mapa y un radio de entre uno y 80 kilómetros para que su publicidad aparezca en los muros de los usuarios de Facebook que viven en esa área.
Uno de los anuncios de vídeo pagados llamado “Tú eliges la España que quieres” abre con imágenes de un salto masivo de inmigrantes africanos y la quema de una bandera española, acompañadas del coro y tambores apocalípticos de Carmina Burana. A continuación, da paso a una música épica con imágenes de militares, guardias civiles, agricultores, cazadores o el torero sevillano Morante de la Puebla, simpatizante del partido.
Vox tiene un presupuesto pequeño y solo gasta en torno a 200 euros al mes en publicidad de redes, según Manuel Mariscal, responsable de prensa. Por ello un recurso común consiste en compartir contenido con miembros de grupos de Facebook para que ellos mismos lo publiquen.
Por ejemplo, un vídeo en el que Morante de la Puebla brinda un toro al líder de Vox Santiago Abascal aparecerá en los principales grupos de aficionados taurinos de España. Mariscal destaca que Vox es más popular que partidos grandes en las redes. En Instagram, una red popular entre los jóvenes, tienen más de 48.000 seguidores, por encima de PP (37.000) y PSOE (27.000), pero por debajo de Podemos (73.800) y Ciudadanos (52.700). 
El partido ha dado a conocer su marca gracias a la viralidad de algunos vídeos y fotos, afirma  Monasterio: “No estamos en los medios de comunicación convencionales, pero estamos en el WhatsApp de la gente”.
El cortejo también ha sido presencial. Representantes de Vox han tocado en la puerta de esos colectivos considerados afines. Con frecuencia aparecen en manifestaciones de Jusapol, el sindicato de policías y guardias civiles que reclama una equiparación salarial con las policías autonómicas. También se han unido a manifestaciones de grupos opositores venezolanos o asociaciones de vecinos.
En sus redes promueven reivindicaciones de terceros, como asociaciones vecinales, por ejemplo la acampada del pasado fin de semana por la construcción de un instituto en el barrio de Rejas (distrito de San Blas). “No nos importa. Nosotros hablamos con todo el mundo. Aunque en este caso su postura no casa con la nuestra”, dice Camilo Jene, portavoz de la Federación de Asociaciones de Padres de Alumnos de Madrid Giner de los Ríos, uno de los convocantes del acto.
En los barrios donde ha crecido la población de extranjeros, el discurso de Vox está resonando, según sus dirigentes. “Hay inmigrantes que nos apoyan porque ven a otros que no siguieron el camino legal y les adelantan”, dice Monasterio.
Pero, sobre todo, atraen a vecinos nacidos en España. “En este barrio hay racismo contra los españoles”, dice Ángel Matas, un pescadero de 26 años que vive en Usera y está afiliado a Vox. Dice que últimamente todo el mundo habla del partido, para bien o para mal: “Están en boca de todos”.
Como pasa con Donald Trump en Estados Unidos, Vox también atrae a extranjeros con derecho a voto, a pesar del discurso duro sobre inmigración. Ezequiel Francis, afiliado de Vox de 54 años y residente en Vallecas, llegó desde Cuba en los 90. Dice que en el partido le han acogido como uno más. Vox defiende la deportación de inmigrantes en situación irregular y establecer cuotas que prioricen la llegada de extranjeros de naciones con lengua española. A Francis le molesta que otros lleguen saltándose el procedimiento legal: “Nadie abre las puertas de casa y deja que la gente entre sin control”, explica. “Noto en el barrio que amigos míos de Marruecos que vinieron con contrato de trabajo ven mal competir con cuatro personas que saltaron la verja”.
El partido corteja a algunas comunidades de inmigrantes como venezolanos o cubanos, dos grupos que consideran como potenciales votantes por su amarga experiencia bajo gobiernos de izquierda. Para ese fin, les ayuda que Rocío Monasterio, jefa del partido en Madrid, sea hija de un exiliado cubano. Dirigentes y simpatizantes de Vox se han sumado a marchas en Madrid convocadas por opositores venezolanos. Estos grupos no toman partido sobre política española y dicen que ven con buenos ojos todo apoyo a su causa. Observan que hay venezolanos que simpatizan con Vox. “Es natural esa afinidad. Sobre todo, los más jóvenes, que solo conocieron el chavismo”, dice Lester Toledo, líder opositor venezolano del partido Voluntad Popular.
EL POPULISMO AUMENTA POR LA CORRUPCIÓN EXISTENTE, CULPABLES LOS CORRUPTOS.

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