Una uña encarnada truncó la vida de Hannah Moore, una estudiante británica de 15 años aficionada al karate. Algo que parecía insignificante al principio fue evolucionando hacia un problema mucho mayor que le costó su pierna. Cuando los médicos diagnosticaron la dolencia, procedieron con el procedimiento habitual pero desencadenó en un Síndrome de Dolor Regional Complejo (SDRC) que le arruinaría su vida.
Moore sufría muchos dolores y tenía grandes inflamaciones en el pie cuando los vasos sanguíneos se infectaron con sepsis. Su pie se empezó a llenar de úlceras que no se iban a pesar de más de 50 operaciones y numerosos injertos de piel. El dolor le impedía andar y veía que sin cumplir 20 años llevaba ya cuatro anclada a una silla de ruedas. Fue entonces cuando tomó la desgarradora decisión de amputarse la pierna derecha, aunque los médicos no estaban de acuerdo al no tener garantías de que el dolor desapareciera.
El Servicio Nacional de Salud británico rechazó la cirugía porque no era el tratamiento adecuado para combatir el SDRC pero otros médicos confiaban en poder quitarle el dolor, así que acudió a la sanidad privada para operarse. Le costó 5.000 libras (algo menos de 5.700 euros) pero fue la mejor decisión de su vida. Desde entonces han pasado dos años, ha perdido 40 kilos y ha logrado objetivos que nunca habría alcanzado sin la amputación. «Tenía operaciones casi todas las semanas y el dolor era muy intenso. No podía vivir», recuerda Moore en una entrevista en «The Telegraph».
En agosto de 2017 se convirtió en campeona británica de triatlón paralímpico. Para ello sus padres se gastaron 10.000 libras en una revolucionaria «pierna ciclista», hecha a medida para mejorar sus tiempos y clasificarse para los Paralímpicos de Tokio 2020, su próxima meta.
ES UNA GRAN DESGRACIA QUE SOBRE ELLEVA CON TENSON Y PUNDONOR.
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