jueves, 23 de junio de 2016

YA PODEMOS HABLAR CON NUESTRO PERRO


Este chaleco nos permite comunicarnos con nuestro perro.
En su novela “Sirio” Olaf Stapledon (uno de los autores de ciencia ficción más influyentes y peculiares de la primera mitad del siglo XX, autor de joyas como “El hacedor de estrellas” o “Juan Raro”) plantea el caso de un perro pastor que, a causa de un experimento, desarrolla una inteligencia similar a la de los humanos. En el libro Sirio es capaz de comunicarse con sus dueños y vecinos, lo que le provoca no pocas contradicciones al percatarse de las diferencias morales que existen entre su carácter leal y la sociedad humana. Stapledon -cuya maestría reconocieron escritores como Stanislav Lem, Arthur C. Clarke o Jorge Luis Borges, que siempre le citaron entre sus referentes- se adelantó en sus escritos a descubrimientos que sucederían muchos años más tarde. Y, tal vez, aunque sin la necesidad de modificaciones biológicas, con “Sirio” también acertó, puesto que la posibilidad de comunicarnos con los perros de forma directa está más cerca.
Melody Jackson lleva 20 años investigando en esta posibilidad. Doctora en Ciencias Informáticas por la universidad de Georgia, esta científica apasionada por los canes segura que “los perros pueden, literalmente, cambiar nuestras vidas. Pueden salvar vidas. Y ya lo están haciendo. Sólo les faltan los medios para comunicarse”. Ese es el objetivo de sus experimentos dentro del proyecto FIDO (Facilitating Interactions for Dogs with Occupations), del que es creadora y directora. Aquellos que comparten su vida con un perro saben que estos son muy capaces de comunicarse con ellos y hacerles entender qué es lo que quieren en cada momento a través de ladridos y el lenguaje corporal. El proyecto de Melody Jackson va más allá de estas barreras lingüísticas al ofrecer a los animales los medios tecnológicos necesarios para que sus mensajes sean más precisos. En una entrevista con la CNN la investigadora ponía un ejemplo gráfico de las posibilidades que tiene su investigación “un perro que se dedica a la detección de explosivos sabe si lo que ha encontrado es algo estable como C4 o algo muy inestable y peligroso como el TATP que debe ser manipulado cuidadosamente. El problema es que no tienen forma de comunicárselo a su instructor”.
Lo que el equipo de FIDO ha diseñado son unos chalecos equipados con sensores que pueden ser activados mediante la mordedura del perro o tocándolos con el hocico. Estos sensores envían señales auditivas o mensajes de texto a un Smartphone para traducir lo que el animal está indicando. Su habilidad está además documentada en el hecho de que pueden aprender cómo funciona el chaleco en menos de un minuto. Se trata, asegura Melody Jackson, del primer paso para conseguir traducir a nuestro lenguaje lo que los animales quieren decirnos y conseguir una comunicación más eficaz con ellos. La fantasía de Stapleton está muy cerca y entonces, tal vez, los perros puedan enseñar a los humanos cómo entienden ellos la lealtad.
ES MÁS FÁCIL HABLAR CON NUESTRO PERRO  QUE CON NUESTROS MAYORES.UNA NUEVA SOCIEDAD EXTRAÑA.

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