Una ola que rompe
Tras la tempestad... llega la bronca por ver quién paga los destrozos de la costa
Dicen los viejos marinos que la mar vuelve cada cierto tiempo a buscar lo que le corresponde y lo que el hombre le arrebató. Algo de ello ocurrió este fin de semana pasado en Asturias, donde el fuerte temporal destrozó por completo varios diques de sus litorales (los 16 puertos de la comunidad autónoma se vieron afectados) causó daños importantísimos en establecimientos hosteleros y casas en primera línea de playa y provocó olas superiores a los 11 metros, que impactaron en el Museo del Calamar Gigante, que lo dejó inservible por completo y se llevó a la práctica totalidad de las especies marinas, mientras las fuerzas políticas asturianas avivaban el fuego de la polémica con declaraciones culposas para su adversarios. El viento y el oleaje continuarán en los próximos días con anuncios de vendaval de hasta 140 kilómetros por hora y olas de más de 9 metros de altura.
Dicen los viejos marinos que la mar vuelve cada cierto tiempo a buscar lo que le corresponde y lo que el hombre le arrebató. Algo de ello ocurrió este fin de semana pasado en Asturias, donde el fuerte temporal destrozó por completo varios diques de sus litorales (los 16 puertos de la comunidad autónoma se vieron afectados) causó daños importantísimos en establecimientos hosteleros y casas en primera línea de playa y provocó olas superiores a los 11 metros, que impactaron en el Museo del Calamar Gigante, que lo dejó inservible por completo y se llevó a la práctica totalidad de las especies marinas, mientras las fuerzas políticas asturianas avivaban el fuego de la polémica con declaraciones culposas para su adversarios. El viento y el oleaje continuarán en los próximos días con anuncios de vendaval de hasta 140 kilómetros por hora y olas de más de 9 metros de altura.
La ciclogénesis explosiva, que es como los especialistas llaman a esas fuertes galernas, venía siendo anunciada repetidamente por los hombres del tiempo y ya tuvo una primera edición la pasada Nochebuena, aunque los efectos fueron mucho menos importantes. En esta ocasión a las borrascas previstas se sumaron las mareas vivas que cíclicamente tienen lugar en la costa. Y ese cóctel de la naturaleza fue el que provocó el fuerte temporal y los graves destrozos en los puertos de la región.
La violencia de la mar dejó prácticamente inservible el edificio donde se ubica el Museo del Calamar Gigante y que fue construido el año 2010. El responsable del museo, Luis Laria, estima que para reparar todos los daños y volver a ponerlo a funcionar se necesitan, como mínimo, dos millones de euros, aunque también barajó la posibilidad de que desapareciera por completo, ya que los destrozos fueron tan grandes que se requiere un esfuerzo muy importante para volver a recopilar las especies allí alojadas.
De los once ejemplares exclusivos que podían visitarse en el museo, las olas arrastraron hacia el interior de las aguas a diez de ellos, con lo que resultaría muy dificultoso recuperar estas especies, aunque otros museos similares del resto del mundo han mostrado su solidaridad con Luis Laria así como su disposición a prestarle algunas especies parecidas para que el museo continúe abierto. En cualquier caso, a medio plazo no se podrá contemplar una parte fundamental del patrimonio de la fauna marina que radica en la costa cantábrica, especialmente en El Cachucho, una montaña submarina situada frente las costas asturianas, que tiene más de 4.500 metros de profundidad.
Las escenas vividas por muchos ciudadanos, que no recuerdan un oleaje tan fuerte desde hace muchos años, fueron pasto de recuerdos fotográficos y videográficos. La invasión del mar por el paseo marítimo de Gijón, que atravesó la carretera y anegó locales comerciales en las aceras de enfrente de dicho paseo son repetidas una y otra vez por las televisiones y ocasionaron a los curiosos más de un susto que, afortunadamente, solo se quedó en eso: a pesar de las condiciones de la mar y de la fuerza del oleaje, no se tienen noticias de personas desaparecidas o ahogadas, al menos en Asturias.
Fuentes autonómicas todavía no han evaluado las pérdidas por este temporal, pero afirman que son "bastante millonarias", ya que en todos los puertos de mar de la geografía asturiana se han producido rupturas de los diques, en algunos casos, como en Cudillero, de forma espectacular, y en otros, como en Luanco, con especial incidencia en los establecimientos hosteleros de la zona marítima.
Los enormes daños provocados por el temporal no han conseguido poner de acuerdo a las fuerzas políticas asturianas sobre la responsabilidad de cada administración a la hora de asumir los gastos de los daños. El Partido Popular duda de que el Gobierno socialista del Principado cumpla con sus obligaciones pecuniarias cuando termine de elaborarse la lista de desperfectos y desde el Ejecutivo autonómico se plantea la declaración de zona catastrófica para que sea el Estado el que indemnice a los afectados.
Gijón, la localidad costera más dañada y en la que gobierna Foro Asturias (el partido de Francisco Álvarez-Cascos) se plantea reclamar daños estructurales en el paseo marítimo para que Costas (competencia estatal) se haga cargo de la factura. Entretanto, la oposición municipal culpa a la alcaldesa 'casquista' de desidia.
Sigue el temporal
Pero el problema no es la pelea entre administraciones por desembolsar el dinero de las reparaciones, sino la previsión meteorológica. Las predicciones de los especialistas en el tiempo auguran una nueva borrasca para este martes, con especial virulencia este miércoles. Si el fin de semana las olas llegaron hasta los once metros de altura (un meteorólogo llegó a señalar que de manera individual alguna de ellas pudo superar los 20 metros) para dentro de 48 horas, la elevación del mar puede alcanzar parámetros similares.
También se anuncian rachas de viento de hasta 140 kilómetros por hora. La pesadilla no ha terminado para muchos propietarios de establecimientos hosteleros y de casas de primera línea de playa que, más precavidos, están más preocupados por los efectos del futuro vendaval reforzando puertas y ventanas, que por los daños del pasado.
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