viernes, 7 de febrero de 2014

LOS COCHES DE ALTA GAMA SE DISPARA LA VENTA

Un Maserati Quattroporte en una presentación internacional (Reuters)
 
Un Maserati Quattroporte en una presentación internacional
La crisis económica va por barrios: la venta de coches de lujo se vuelve a disparar
Vuelta a empezar. La economía española recupera, en parte, una vieja costumbre: la pasión por los vehículos de alta gama. Un fenómeno clásico que se ha producido históricamente durante los periodos de fuerte expansión económica, pero que, en esta ocasión, se manifiesta en los albores de la recuperación.
Algunos datos lo avalan. En enero de este año, el número de coches de alta gama vendidos en España creció por encima del 40% respecto del mes anterior. En el caso de los vehículos que los fabricantes denominan de ‘ejecutivo’, el aumento fue del 41,9%, incluso por debajo del 46,2% que creció la venta de coches de lujo, es decir, aquellos que tienen un precio superior a los 60.000 euros. La venta de vehículos de la marca Audi, por ejemplo, aumenta un 11,3% (cuatro puntos más que la media), mientras que en Lexus el crecimiento es del 10,5%.

 
En el caso de coches de la marca Ferrari, el  aumento fue del 166%, pero hay que tener en cuenta que en este caso la base que sirve de comparación es muy baja, por lo que cualquier transacción altera mucho los resultados. Y esto explica, por ejemplo, que la venta de Maseratis crezca un 650% (de dos a quince unidades), mientras que el número de Infinitis aumenta un 30% (de 23 a 30). Las ventas de BMW, otra marca de alta gama, crece, por su parte, un 5,6%, ligeramente por debajo de la media.   
No se trata de un fenómeno excepcional. En diciembre de 2013 la venta de coches de ejecutivo se incrementó un 21%, cuando en el conjunto del año se había producido un descenso del 11%. Igualmente, el último mes del año pasado se vendieron un 6,5% más de vehículos de lujo, cifra que contrasta con el descenso del 22% que se produjo en todo el ejercicio.
Deterioro exterior
Esto significa que la venta de automóviles ha ido de menos a más a medida que ha ido avanzado el año. Y la consecuencia no puede ser otra que un deterioro del saldo exterior. Mientras que las importaciones de vehículos están creciendo a un ritmo del 6,4% (o un 10,7% si se incluyen los componentes para el automóvil), en el conjunto de la economía las compras al exterior cayeron entre enero y noviembre del año pasado (últimas cifras disponibles) un 1,8%. España, que es uno de los mayores fabricantes de coches del mundo, produce vehículos de gama media-baja, pero está obligada a importar los automóviles más caros.
Aun así, pese a la recuperación de este segmento (incluido el mercado de todoterrenos), el año pasado se vendieron apenas la tercera parte de vehículos de lujo que en 2005, en plena expansión económica.

 
En todo caso, lo relevante es que el sector del automóvil continúa registrando un fuerte superávit comercial. En concreto, ascendió a 7.162 millones de euros durante los once primeros meses del año pasado. Sólo la alimentación y las semimanufacturas no químicas (metales, hierros, acero o productos cerámicos) aportan algo más que el automóvil al saldo exterior, pero con una diferencia muy escasa.
Aun así, el automóvil habrá acabado el año pasado con unas ventas en el exterior equivalentes a unos 33.000 millones de euros, lo que da idea de su importancia en términos económicos. La cifra todavía se sitúa por debajo de los niveles alcanzados en 2007. El automóvil, de esta manera, se constituye como el cuarto sector exportador de la economía, tras los bienes de equipo, la alimentación y los productos químicos, con un 14% de las ventas totales.
La parte más adversa es que se está intensificando el saldo negativo de la industria de componentes que provisiona al sector, ya que se está potenciando la producción de vehículos. La venta al exterior de componentes está creciendo a un ritmo del 5%, la mitad que la exportación de vehículos.
 
COMENTARIO:
Noticia sumamente importante de estos "ricos" que no pestañean a la hora de soltar la viruta mientras miles de familias no tienen ni qué comer. Otro signo evidente de quién manda y quiénes perdieron sus derechos.



 
 

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