Un equipo de trabajadores del alcantarillado londinense se han convertido en héroe inesperados después de haber estado tres semanas luchando contra una bola de grasa de 15 toneladas y el tamaño de un autobús que estuvo cerca de emponzoñar algunas partes del barrio de Kingston upon Thames, al suroeste de la capital británica.
La voz de alarma la dieron los residentes en un edificio cercano al alcantarillado principal de la ciudad, que aseguraron tener problemas para lavar los baños, según recoge The Guardian. Tras la intervención municipal, se halló un fatberg [el periódico toma el término iceberg y sustituye el hielo (ice) por fat (grasa)] con grasa solidificada y aceite que había bloqueado casi por completo la tubería. Tras estar tres semanas limpiando con agua a presión, al final se ha logrado desatascar la alcantarilla. La reparación total llevará unas seis semanas.
"Kingston ha estado muy cerca de ser inundado con aguas residuales. Hemos registrado un mayor volumen de grasa en el pasado, pero no creemos que haya habido una sola masa de grasa como esta", ha asegurado Simon Evans, portavoz de Thames Water, la empresa responsable del servicio de aguas. Los fatberg se acumulan cual estalactitas en los techos de las alcantarillas. "He sido testigo [...] y es una masa repelente de suciedad y heces. Asqueroso", ha asegurado Evans.
Las compañías de agua y alcantarillado han afirmado que los fatbergs se están volviendo más vez más comunes. Londres, que tiene la mayor concentración de empresas del sector alimentario en Reino Unido, genera decenas de miles de litros de aceite de cocina usado cada año, y muchos de ellos se derraman por los desagües.
Además, está aumentando el uso de toallitas húmedas como sustitutas del papel higiénico, lo que acumula más residuos en las cañerías. La empresa Thames Water ha asegurado que debe limpiar cerca de 40.000 bloqueos al año causadas por la grasa y las toallitas. El alcalde de Londres, Boris Johnson, ha presionado recientemente para que aumente el reciclaje del aceite usado, ya que calcula que con su tratamiento podría generarse el 20% del biodiésel que consume la flota de autobuses de la ciudad.
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